Inseguridad.

244 43 35
                                    

Los día seguían pasando y todo transcurría con normalidad. Las clases iban bien para Frank y todo el mundo lo amaba, ya que tenía vocación y todos aprendían a tocar instrumentos nuevos. Sus exámenes eran sólo tocar canciones o simplemente cantarlas. Podría notar que el mundo de la enseñanza le apasionaba y cada día más parecía amar su trabajo.

-¡Hey! Mi amor... -Dijo Frank mientras entraba al estudio con un café en sus manos- Te traje esto porque te veo muy estrado.

Mi novio dejó la tasa en mi escritorio y comenzó hacer un masaje en mis hombros, el cual se sentía bien ya que liberaba la tensión retenida.

En el cuarto del departamento tenía una infinidad de obras hecha por los alumnos, las cuales tenía que calificar con una pauta y escribir una nota motivante, las cuales seguramente las veía en la basura.

-Me siento muy colapsado, bebé. -Respondí con un suspiro- Siento que no terminare esta noche.

-¿Qué dices si yo sigo por ti? Nuestra letras son bastante parecidas, además las niñas ya están durmiendo así que... ¿por que no sales a caminar y te distraes? Se que eso te gusta...

-¿En serio harías eso por mi? -Gire la silla quedando frente a frente con Frank, quien me sonreía y luego depositaba pequeños besos en mi frente.

-Por ti haría de todo, mi amor.

-Eres el mejor novio del mundo. -Me levante para poder darle un beso largo y abrazarlo- Volveré en un rato, ¿si?

Fui a buscar mi chaqueta y salí del edificio. Quedaban muy pocas hojas color marrón en los árboles, la mayoría ya estaba en el suelo y eso quería decir que pronto entraríamos al frío invierno, lleno de nieve y caminos resbaladizos. Odio esta época porque que la gran mayoría de las veces me caía por el hielo en el suelo. Si no fuera porque Frank ama está maldiga ciudad, ya me hubiera largado.

Me sentía como un tonto adolescente enamorado. Frank hacía que mi mundo fuera más fácil y hermoso; me ayudaba en lo que fuera o por lo menos hacía el intento. Todo es absolutamente perfecto.

La noticia de nuestro noviazgo emocionó mucho a Kristin y a Mikey; por otro lado, mamá estaba sorprendida en escuchar el nombre "Frank Iero", pues lo recordaba como el gracioso amigo punk de Mikey y no como el hombre que es ahora. Al igual que mi hermano y mi cuñada, se puso extremadamente feliz y fue a nuestro departamento para volver a ver al chico que recordaba con tanta ternura. Ellos se entendían y me agradaba que mi familia se volviera más unida.

Frank me confesaba esa misma noche que le apenaba la relación estrecha que tenía con sus padres. Pocas veces visitaban a las niñas y a él no le escribían, ni mucho menos lo llamaban. Me contó historias de su triste y solitaria adolescencia, de cómo se emborrachaba o se drogaba con sus amigos de esa época; tiempo después conoció a Mikey y a un chica, llamada Hayley, que lo ayudaron a salir adelante. Actualmente no seguía en contacto con ella pero pude notar que extrañaba o recordaba con nostalgia esa amistad.

Hubiera deseado conocerlo desde antes, para poder estar ahí para él y haber conocido al amor de mi vida muchos años antes.

-¿Maestro Way? -Preguntó la voz que tanto odiaba, pero esta vez no fue con un tono seductor, sino que aterrorizado.

-¿Chloe, estás bien? -Pregunté y la chica corrió a abrazarme. Note que estaba llorando, por lo que no dude en abrazarla de vuelta y acariciar su cabello para que se calmara-. ¿Qué ocurre?

-Unos tipos me estaban siguiendo y pensé que me harían algo malo. -Respondió entre jadeos. Al parecer venía corriendo y los tipos se esfumaron al verme- Estaba muy asustada. Creí que moriría...

Vecinos | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora