Galletas.

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Frank

Luego de la siesta que tome, ya era de noche. Seguí recostado en mi cama con la oscuridad de la habitación pensando en cómo es que Gerard volvió... ¿Habrá vuelto por mi? ¿Será que me extraña?

Lo dudo.

La expresión de su cara fue como si hubiera visto un maldito fantasma que lo aterrorizaba día a día.

Caminé hasta el balcón que tenía mi habitación y observé la casa de mis nuevos vecinos. Por las cortinas pude ver dos siluetas que bailaban, seguramente eran Gerard y B. Parecía que se divertían y en el fondo me apenó la tierna imagen. Aunque yo quisiera, nunca me divierto mucho y paso la gran mayoría de mis noches en soledad, alejados de todos.

No sé en que momento me convertí en un hombre tan amargado y triste.

Dios... me encantaría preguntarle a Gerard si alguna vez pensó en mi de alguna forma linda. Me hubiera gustado cambiar el pasado y no haberlo decepcionado.

-¿Papá? -Dijo Lily entrando a mi habitación con un plato lleno de galletas que había traído Bandit- ¿Cómo te sientes?

-Extraño. -Confesé con una pequeña risa. Lily se acercó a mi y se apoyo en la madera que contenía el pequeño espacio.- Todos estos años pensé mucho en nosotros dos y ahora que por fin lo veo, no fui capaz de decir nada.

-¿Y si vas a hablar con él? -Sugirió con una leve sonrisa- Sabes lo mal que se siente retener millones de sentimientos guardados.

El dolor que me había generado terminal con él, me perseguia constantemente y justo cuando sentía que por fin lo iba a superar, vuelve como si nada. Desearía que nada de esto fuera cierto.

-Me gustaría desaparecer, Lily...

Nunca pude darle todo el amor que él merecía, pero en gran mayoría fue porque nunca quise hacerlo. Me sentía asustado por salir lastimado y al final todo fue para peor.

-Papá, no digas tonterías... Has logrado todo por tu cuenta y si... terminar con Gerard te deprimió mucho. ¿Pero acaso no logras ver más allá? ¡La vida te está dando otra oportunidad! -Las palabras de Lily sonaban como una charla motivational, lo cual me causaba ternura-. ¡No seas idiota y aprovéchalo!

-¿Sabes qué? ¡Tienes razón! -Salí con rapidez de mi habitación y entré al baño para poder arreglarme un poco. Quería verme lindo para Gerard y así me pudiera ver con otros ojos.

-Cherry... Necesito esto. -Tomé el frasco con las galletas y las volteé sobre la mesa para salir en unos pocos segundos.

Corrí hasta la casa del frente mientras planeaba un pequeño discurso para ofrecer mis disculpas y pretendía terminar con un "la vida es un desperdicio sin tu y yo" o un "jamás podrás desahacerte de mi".

Me quede paralizado a unos centímetros del timbre al escuchar la voz de Gerard dentro de su casa. Reía y cantaba junto a B, parecían ser tan felices solos... quizás solo sea una molestia para él.

Decidí en volver a casa, derrotado y triste sabiendo que algo del pasado seguía entorpeciendo mi día a día. Actuar tan duro todo este tiempo me cansaba.

-¿Qué haces acá? -Preguntó Lily mientras bajaba por la escalera.- ¡Ve o no te juro que rompo a Pansy!

-No te atreverías... -Murmuré con los ojos entrecerrados.

-¡Ella no pero yo si! -Gritó Cherry desde el sofá.

-¡No toquen a mi bebé! -Exclamé mientras observaba a mis dos hijas-. Ya vuelvo...

Salí por la puerta e inhalé profundamente para llenarme de valor. No quería que Gerard me viera como un perdedor pero... al fin y al cabo iré solo a entregar el recipiente de vidrio.

Ni a mi me engaño.

Quería verlo. Quería volver a tocarlo y sentir su piel contra la mía.

Caminé hasta la calle y nuevamente me quede paralizado. Cruzaba y volvía a la casa de Gerard unas diez veces hasta que inconscientemente toqué el timbre.

Gerard abrió su puerta y pude ver sus ojos tan brillantes que me hicieron temblar. ¿Es posible que aún siga enamorado de la misma persona por tanto tiempo?

-¿Qué quieres? -Preguntó de mala gana.

-So... solo traía esto. -Murmuré cabizbajo. No quería ver su expresión de desagrado ante mi- Y agradecerles... estaban muy ricas.

-Pudiste quedártelo o que Cherry o Lily que lo trajeran... no tú. -Sus palabras me hicieron observarlo sorprendido. Nunca pensé que él podría hablarme así, ya que nunca lo hizo.

-¿Disculpa? -No pensé que podría ponerse peor. Mi corazón hace lo que quiere y en este preciso momento, solo quería mandarlo a la mierda- ¡Solo trataba de ser amable! Maldito amargado...

Ya sabía todo lo que venía antes de que salieran las palabras. Todo sería pelea y más peleas.

-¿Amargado yo? -Carcajeó quitándome el frasco de vidrio de las manos.- ¡Mírate! Dime... ¿cuándo fue la última vez que sonreíste? ¿O que te divertiste con alguien? Solo vas llorando por la vida, Iero.

-Véte a la mierda, Way. -Dije mostrando ambos dedos del medio y crucé la calle.

Sin duda alguna, odio a Gerard Way

Vecinos | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora