Lasaña de vegetales.

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Bandit me ayudaba en lo que era capaz de hacer una niña de 8 años, tal como mover cosas livianas y ordenar cosas a su alcance.

Eran aproximadamente las 22:30 de la noche y solo llevábamos el living/comedor y su cuarto, el cual lo íbamos a pintar en unos días más.

-Tengo hambre -dijo mientras tocaba su estómago que gruñía como el de un hombre de cuarenta años.

Mierda, soy un pésimo padre.

Había olvidado por completo ir a comprar cosas para alimentarnos. Yo podía vivir sin comer pero dudo mucho que ella lo logre.

Intenté llamar a las pizzerías pero estás me respondían que estaban por cerrar o simplemente me colgaban en mi cara.

Descargue aplicación de comida rápida y comencé a buscar que mierda había para comer pero absolutamente todo decía "cierra en 5 minutos".

-¿Qué tanta hambre tienes? -pregunté con la esperanza de que dijera que nada y se fuera a dormir.

-Demasiada -realizó un puchero que llenó mi corazón de amor.

Mierda, mierda, miedo, ¿ahora que hago?

Mi última opción era buscar algún almacén abierto por el sector así que tomé una chaqueta de cuero y me la puse. Nuevamente le pedí a Bandit que estuviera tranquila, no le abriera a nadie y que yo llevaba llaves a lo que me respondía un simple "ok".

Salí del apartamento y me topé nuevamente con Frank, quien llevaba una fuente de vidrio tapada con un mantel de cocina. Olía jodidamente rico.

-Hola vecino -sonrió. Hice un gesto con la cabeza en señal de "hola otra vez"-. Hice esto para ustedes.

-Oh, Frank -este hombre salvo mi vida-, no debiste -reí nervioso y acepte la bandeja-. Gracias.

-No hay de que -frunció sus hombros dándole un aspecto demasiado tierno como la de un niño pequeño.

-¿Quieres pasar? -pregunté para ser amable.

Mi vecino acepto con gusto y abrí la puerta dejándolo entrar primero.

-Oh, Dios -chilló la pequeña-, ¿que es ese primoroso olor?

¿Primoroso? ¿Qué clase de palabras enseñan estos dibujos animados?

-Tu hija es bastante hábil -dijo el castaño sorprendido.

-Como su padre -levante y baje mis cejas a lo que él soltó una pequeña risa.

Bandit nos ayudó a poner la mesa y finalmente nos sentamos. Frank nos comentó que la comida era vegana ya que en su casa no consumían ni tenían nada de producto animal. Realmente no nos importo porque moriamos de hambre y olía bastante bien.

Luego de un rato y de que mi pequeña hija había devorado la lasaña de vegetales que nos preparó Frank, se fue a la cama despidiéndose de ambos con un besito en la mejilla.

-Es muy tierna, ojalá las mis hijas fueran así -rió bajito.

-¿Por qué lo dices? -pregunté.

-Son gemelas -wow-, pelean día y noche pero son las mejores amigas que pudieras conocer. Corren por toda la casa y es casi imposible cuidarlas -rió-. Son como un huracán, destrozan todo.

-Me hubiera gustado que Bandit tuviera una hermanita -sonreí y baje la cabeza.

-¿Y tu esposa? -fue como si enterraran un dedo en la herida más profunda, a la cual le agregaron limón y sal. Hice un gesto raro, que ni yo entendí-. Oh... lo siento.

-No te preocupes -sonreí fingidamente-. Fue hace meses.

-Es una lástima que te haya dejado -mierda Frank, no comprendes nada-, yo si hubiera sido ella ni lo pensaría -rió nervioso-. Creo que deberías quitarte el anillo y conquistar alguna chicuela.

-No me dejo -murmuré-, falleció hace unos meses.

-Oh, mierda -me abrazó con fuerzas y fue lo único que necesité hace mucho tiempo-. Lo siento en serio. No quise...

Finalmente la hora pasó de la cuenta y Frank se devolvió a su casa.

Nos quedamos hablando un largo rato sobre la crianza de niñas y ambos le temíamos al futuro, ninguno quería que se convirtieran en adolescentes y tuvieran novios. Para su suerte, él si tenía una esposa que lo ayudara.

Creo que Frank tenía razón, ya es hora de que me quite mi anillo y quizás así pueda seguir adelante. No me interesaba para nada conocer a alguien a estas alturas de mi vida, solo quiero que Bandit esté cómoda y feliz.

Termine de ordenar unas últimas cosas y ya estaba listo para irme a dormir.

Mientras apagaba las luces escuché unos gritos desde el departamento de mi vecino ya que las paredes parecían de papel. Claramente se oía su voz y la de una mujer que debe ser su esposa, ambos discutían pero no quise entrometerme y ni mucho menos escuchar lo que decían.

Frank parecía ser una muy buena persona y espero que esté bien.

Finalmente me dirigí a mi cuarto y para mi sorpresa, Bandit estaba recostada en mi gran cama con su osito de peluche vestido con un uniforme como el que solía usar Linsey en sus conciertos.

Reí bajito y la acomodé para poder dormir junto a ella.

-Papi -murmuró somnolienta-, ¿podemos invitar al tío Frank?

-¿Para que? -pregunté riendo.

-Cocina mejor que tu -susurró y volvió a dormir.

Tenía que admitirlo, Iero era muy bueno cocinando y fue la mejor impresión que tuve sobre la comida vegana.

Vecinos | Frerard |Donde viven las historias. Descúbrelo ahora