Caja de juguetes.

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-¡Papi! -gritó mi pequeña hija desde el segundo piso de nuestra casa o mejor dicho, nuestra antigua casa-, ¿me ayudas con unas cajas?

Actualmente nos estábamos mudando a un departamento, ya que no me alcanzaba el dinero para mantener a una gran casa y a Bandit, una pequeña de 8 años, con mi salario de maestro de artes.

Desde que Lindesey se fue ha sido mucho más difícil. Ella falleció hace unos meses por un accidente que tuvo en una gira junto a Middle Self Indulgence y la noticia nos desbastó por completo.

Agradezco que Bandit aun sea una niña inocente ya que para ella, mami se había ido al cielo y estaba orgullosa, ya que dice que fue una buena persona. Y así fue, Lindsey era la madre y esposa con la que todos sueñan tener.

Fue una mujer fantástica, nos cuidaba cuando nos enfermábamos y celebraba todas las fiestas como si fueran las últimas.

-Vamos pequeña -la subí en mis hombros y baje con unas cajas de juguetes en mis brazos.

Terminamos de guardar las últimas cosas en el auto y le entregue las llaves al nuevo propietario. Un hombre con una frente grande y era notoriamente rico por su vestimenta, incluso llegue a pesar que usaba trajes hasta para dormir.

Me despedí con una sonrisa y subí al auto, donde me esperaba mi pequeña bebé.

Ser un padre soltero ha sido la misión más dicil que he soportado en mi vida y agradezco que ahora estemos de vacaciones pero pronto debíamos volver a la realidad y no se como hacerlo.

Yo trabajo durante todo el día en un colegio con todos los cursos, de los más pequeños a los más grandes y no hay nadie que cuide a mi hija.

Iba conduciendo mientras Bandit escuchaba canciones de sus programas infantiles favoritos. Odiaba esas canciones pero llegue al punto en que me las aprendí y las cantaba con toda mi alma.

-¿Haré amigos en la escuela? -preguntó con tono de duda.

-Claro que si mi vida -acaricie su cabello y devolví mi mano al volante.

Antes de que Lindsey falleciera, habíamos cambiado a nuestra pequeña al colegio donde yo trabajaba ya que en el anterior la molestaban por tener sus cejas más pobladas de lo común.

Bandit estaba nerviosa y eso se percibía a kilómetros. Todo esto es tan nuevo para para ella y sin una madre debe ser bastante difícil.

Puse las luces de advertencia y estacione mi auto al frente de nuestro nuevo hogar. Era en un edificio antiguo y con la pintura mal cuidada, parecía sucio y feo pero en realidad no era tan malo. El sector era tranquilo y quedaba lejos de la mayoría de las cosas, por ende su precio.

El camión de la mudanza se estacionó frente a mi y nos ayudó a subir las cosas hasta el tercer piso.

Fue una tarea bastante difícil ya que no tengo mucha fuerza para subir sillones, mesas, sillas y ni mucho menos camas.

Bandit estaba siempre unos pasos más adelante de mi para no perderla de vista ya que si le pasa algo, les juro que me muero.

Le agradecí al señor que realizó casi todo el trabajo y le di unos cuantos dólares como propina.

El departamento tenía una cocina de tamaño perfecto para ambos, un living junto al comedor, tres habitaciones y dos baños. Era bastante grande para lo que costaba en realidad.

Parecía ser un lugar cómodo y a Bandit le gustó así que ya lo tenía todo.

-¿Puedes ir por mis juguetes? -preguntó con una pequeña sonrisa.

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