Capitulo 30

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Tras un beso, los sentimientos se entrelazan en una mezcla de euforia y vulnerabilidad, como si el tiempo se detuviera y el mundo exterior se desvaneciera, dejando solo el eco de una conexión profunda, un posible deseo y una latente necesidad de más. Estas nuevas emociones traen consigo nuevos miedos, nuevas experiencias que pueden sacarnos de nuestro centro ya que ...

Los besos pueden volverse irresistibles, tan intensos que nos sumergen en un enigma del que resulta difícil escapar.

Namwon Corea del Sur.

Casa de la familia Im.

Momo se encontraba feliz, el olor de Jeongyeon la mantenía en un estado de paz,  no se esperaba que aquella chica que llegó con su madre ese día tan al Azar fuera la causante de sus suspiros. Jamás había estado en la situación de sentirse atraída a ese nivel de querer saber si iba a ser o no correspondida, Namwon era un pueblo conservador y ya desde hace años se habia hecho a la idea de realizar su vida amorosa hasta que terminara sus ahorros y así poder abrir su propia tienda de ropa ya sea en Seul o Japón, cosa que quepa se veía lejana para Momo ya que la rubia que se encontraba justo a un lado suyo había estropeado sus futuros planes.

La película estaba por terminar, se había mantenido cerca de Jeongyeon en todo momento y eso la hacía feliz.
Hasta que su celular sonó arruinado su pequeña burbuja.

— lo siento, tengo que contestar — dijo, si hubiese sido cualquier otra persona ni siquiera habría prestado atención y seguiría justo donde estaba, pero sabía que se trataba de Hirai Marina ya que tenía un tono de llamada especial para ella.

Jeongyeon por su parte se encontraba tan, pero tan alterada que el sonido del teléfono de Momo fue como si hubiera sido un estruendo, disfrutaba de la compañía de Momo en el trabajo pero ahora mismo no la estaba pasando bien debido a Nayeon. Le parecía extraño que la pelinegra no hubiera mostrado ni siquiera una señal de nerviosismo, o de que algo mas pasaba.

—¿Y si no se acuerda? — Susurró, pensando y deseando que ese fuera el motivo por el cual no hizo ni medio gesto al sentarse a su lado.

Se abrazó las rodillas mientras veía a Momo caminar de un lado a otro hablando por teléfono en japonés.
La nipona colgó y por su expresión parecía no muy contenta.

—¿qué pasa? — preguntó Jeongyeon.

—Nada, solo tengo que irme por que al parecer mi mamá necesita algo. — dijo con una mueca — Jeongyeon, te quiero decir que tú puedes regresar a trabajar cuando quieras, para que no te aburras aquí — sonrió y se acercó a ella, la pelinegra colocó la mano sobre el hombro de la rubia y apretó levemente.

Jeongyeon no dijo nada, simplemente asintió con la cabeza y se levantó.
Momo no avanzó hacia atrás, se quedó parada en su lugar.
Otro abrazo se hizo presente entre ambas.
La mas alta no sabía en qué momento la confianza había escalado hasta ese extremo, pero tampoco era como que fuera algo intolerable o que le molestara. Simplemente correspondió el abrazo y suspiró, su cabeza estaba hecha un revoltijo de ideas y aunque Momo no lo sabía, ese abrazo la ayudó a poder soltar  un poco el peso que tenía encima.

Momo no quería separarse, pero terminó por hacerlo al escuchar el ya conocido tono de llamada detrás del cuerpo de Jeongyeon.

—si me lo permites, vendré a verte mas seguido — dijo finalmente separándose del cuerpo ajeno.

— Si, claro que si Momo, puedes venir cuando quieras — dijo con sinceridad, desde el primer momento el par de japonesas se había mostrado bastante lindas  y amables con ella, por lo que aceptar las visitas de Momo era lo menos que podía hacer.

El color de tus ojos- 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora