Capítulo 21

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Mari boutique shop.

—Estoy nerviosa — admitió la japonesa frente al espejo mientras hablaba con su propio reflejo. —En un par de minutos Jeongyeon estará aquí —Dijo nuevamente emocionada. —Basta Momo, no es como que no la hayas visto esta semana —Se reprendió a si misma y después soltó un ligera carcajada pues el solo hecho de pensar lo ridícula que debería de verse le hizo gracia.

Las puertas se escucharon abrir. Un vuelco en el estómago de la japonesa lo acompañó y es que sin duda había extrañado mucho a la ojo verde. ¿Sería demasiado darle un abrazo? Se preguntaba internamente mientras comenzaba a pasear de un lado a otro dentro del pequeño baño.
Un suspiro profundo y largo, una última mirada y Momo sonrió de la manera más linda que podía.
La voz de jeongyeon llegó hasta sus oídos y ahora si, su sonrisa fue genuina y verdadera. Caminó hasta la salida,  no sin antes checar que su ropa estaba completamente bien arreglada.

Efectivamente, la rubia estaba ahí, de pie frente al mostrador. Mantenía la mirada fija en una de las ventanas.

Momo sintió como la belleza de la mayor la consumía e hipnotizaba, escucharla hablar o haberla visto aquella ultima vez cuando le llevo un obsequio, no era lo mismo, ahí estaba la mujer con la que había estado soñando los últimos meses. Su ropa holgada, la cual escondía el cuerpo más escultural que haya visto, sus zapatos  deportivos, su gorra. Todo estaba ahí frente a ella. Le importaba poco si ahora no tenía la excusa del alcohol para justificar su abrazo, sin poderlo evitar caminó hasta la más alta y la abrazó por un costado.

Jeongyeon se sobresaltó un poco, no esperaba aquella repentina muestra de afecto. Pero lo entendía, Momo había demostrado demasiada preocupación por ella los últimos días, era su amiga y le alegraba verla. La rubia lentamente colocó sus brazos al rededor de la pequeña cintura de la pelinegra. Momo sin poderlo evitar sonrió, sonrió como pocas veces lo había hecho en la vida.

—Te extrañé —Susurró la japonesa en el cuello ajeno. Jeongyeon sintió un pequeño escalofrío y por consecuencia soltó una risita apretando más el cuerpo de la azabache contra si. El abrazo pasó de ser algo tierno a tornarse un tanto extraño, al menos para Jeongyeon pues, recordó aquella vez cuando Momo cayó sobre su cuerpo y logró sentir cada parte del contrario. Era un sentimiento agridulce que sin duda la asustaba. Momo parecía cómoda entre sus brazos. La rubia inmediatamente de sintió mal. Ella sabía que estaba mal, y pensaba que mientas Momo disfrutaba aquel abrazo por su amistad ella estaba poniéndose nerviosa y pensando en otras cosas que nada que ver. Nuevamente ese pánico la invadió y de manera torpe y un tanto alarmada se separó de la chica.

—También yo Momo —Sonrió incomoda.

Momo no podía entenderlo. Había disfrutando tanto del abrazo que estaban compartiendo que el hecho de que se alejara de esa manera simplemente la desconcertó. Aún así sabía que era un avance. Ahora tenía la confianza de abrazar a su mayor.

—Eso me alegra bastante Jeong— sus ojos se iluminaron.

— ¿Y Marina? —La rubia quería hablar de otra cosa. Así que preguntó por lo más obvio.

—Mi mamá salió, fue a Busan. Vuelve la semana entrante. Pero me alegra saber que tú estás aquí y que no estaré sola.

Jeongyeon asintió. La rutina de su día a día comenzaba nuevamente y no podía negar lo feliz que se sentía. Estar en casa con Nayeon era bueno, pero también había extrañado sentirse útil.

Nayeon... ese nombre hizo eco en su cabeza un sin fin de veces, y es que el solo recordar lo mal que la chica se encontraba, solo empezaba a hacer estragos en su pecho. Jeongyeon jamás había sido una persona muy empatica con los otros a lo largo de su vida. Y ahora qué lo pensaba; tal vez todo lo que le había ocurrido era obra del famoso y temido karma.

El color de tus ojos- 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora