El color de tus ojos- 2yeon

Capítulo 16

Mini maratón (1/3)

Namwon Corea del sur.

Mari boutique shop.

Las tres mejores amigas se encontraban sentadas cerca de la tarima donde en escasos minutos aquellas atractivas chicas saldrían.
Nayeon buscaba con la mirada a Jackson pero por más que lo intentaba, no era capaz de dar con él. Mina por otro lado ya había dejado aquella postura seria en la que se había sumergido horas antes, ella y sana se encontraban platicando a cerca de cosas sin mucha importancia.

Las luces del lugar se apagaron y solo quedaron encendidas las que iluminaban de manera delicada la tarima. De ahí, una guapa Japonesa, Marina, con un vestido azul marino pegado al cuerpo y una reluciente sonrisa como principal accesorio, salió del lugar, con un pequeño micrófono, dando la bienvenida a todos los ahí presientes. Eso obligó a Nayeon a concentrar su atención hacia el frente y dejar de buscar a su desaparecido novio.

Fue ahí, cuando su teléfono vibró entre sus manos y al momento de ver el nombre del contacto, no pudo evitar sonreír. Jackson le había mandado un mensaje diciéndole que la estaba viendo, seguido de una foto de ella con esa sonrisa que apareció en sus labios al momento de abrir el mensaje de dicho chico.
Nayeon buscó con la mirada hacia la dirección en la que parecía haber sido tomada la fotografía y efectivamente, Jackson y su grupo de amigos se encontraban ahí, demasiado cerca de donde pasarían las chicas, tal y como Nayeon lo supuso.

Ambos hicieron contacto visual e intercambiaron una sonrisa, los amigos del chico comenzaron a darle pequeños codazos burlándose de el, lo cual provocó un ligero sonrojo en las mejillas de Nayeon.

— Si, ¡ya va a comenzar!— habló una emocionada Sana tomando las manos de sus amigas y haciendo que Nayeon volviera su atención al frente.

Fue ahí cuando la vio salir, Jeongyeon resplandecía ante las tenues luces, su cabello brillaba bajo estas como el oro, era lo único en lo que Nayeon podía pensar, el cabello de esa chica era oro puro, lo había creído desde pequeña.

La pelinegra, logró escuchar los murmullos de las personas detrás de ella. La gente comentaban la delicada belleza que poseía la chica.
En el lugar, parecía como si cada persona se hubiese quedado totalmente estática ante Jeongyeon, que portaba con elegancia aquel vestido blanco; sus perfectas piernas y proporciones eran un gran distractor.

En cuanto la chica terminó su recorrido, una lluvia de aplausos se hizo presente, seguido de la entrada de la ya conocida Momo; chica que a Nayeon jamás le había caído del todo bien. Momo era popular y amigable, la mayoría de chicos estaban detrás de ella, en su mayoría pubertos; chicos como los amigos de Jackson e incluso el propio Jackson y eso era algo que a la chica de grandes dientes no le agradaba.
Nayeon recordó a su novio y lo volvió a buscar con la mirada. El chico no estaba tan atento hacia la japonesa como ella creía, pues miraba el celular de uno de sus amigos con atención.

—Dios mio, ¡Jeongyeon lucía tan bonita! — exclamó sana.

—Lo se, me quedé totalmente sorprendida, tiene un porte de modelo bastante bien hecho, se veía espectacular, ¿No lo crees Nayeon? — los ojos de Mina fueron hasta los de la coreana mientras hacía aquélla pregunta.

—Si, lucía muy bonita en verdad — respondió sinceramente, ya que aún seguía con la imagen de la rubia repitiéndose en su cerebro.

Los minutos pasaron, así como cada chica lo hizo, hasta que volvió a ser el turno de la coreana.

Jeongyeon en esta ocasión tenía puesto un precioso vestido en color tinto, diferente maquillaje y diferente peinado. La atención volvía a ser arrebatada por la rubia.
Y Nayeon más que nadie fue testigo de eso, ver a las otras chicas, no era como ver a su prima en ese momento. Los ojos ahumados en negro hacían resaltar el increíble color de sus ojos, sin contar la combinación de los labios en un tinto opaco y lo blanca de su piel. La rubia sin exagerar le parecía algún tipo de diosa.
Nayeon no podía explicar como es que lograba ver el pequeño recorrido de Jeongyeon en cámara lenta, cuando claramente eso no había ocurrido.