Capitulo 28

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Seúl Corea del sur.

Gangnam.

—El plan es simple— sonó la voz grave de un hombre desde la parte trasera de la habitación.

—Fue divertido pero no es suficiente — Dijo el mas joven quién se acercó al borde de la cama color azul que se encontraba al centro de la habitación.

—¿Quieres matarla? —Ahora una voz femenina. La mujer de cabello castaño y labios rojos preguntó desde el sofá el cual hacía juego con la habitación.
Varias fotografías colgaban de las paredes. La habitación lucia impecablemente limpia, estaba pintada en diferentes tonos de azul.

—No, comprendí que eso sería bastante fácil— Dijo el joven de piel blanca. Se arremangó las mangas de su pijama color café y sonrió ampliamente —Tengo que descubrir algo que le duela — se aclaró la garganta. Sus ojos enfocaron las caras contrarias de las tres personas que se encontraban frente a él en la habitación.

—Lo vamos a averiguar —Habló ahora el otro hombre presente en el lugar. Siempre tan elegante — Mira— señaló una de las fotografías que colgaban. —Podemos empezar por ahí — En esa pequeña fotografía, se lograba apreciar el rostro conocido de una morena, cabello largo y negro y rostro angelical.

Im Nayeon.

Namwon corea del sur

Casa de la familia Im.

—¡Hola chicas! — Nayeon respondió el saludo de sus amigas con completa felicidad.

Las japonesas sonrieron también ampliamente, pero la atención de la menor de ellas se vio comprometida en el cuerpo pequeño que se encontraba al fondo del lugar.

—¿Quién es ella? —Preguntó Mina con curiosidad. No la había visto antes. Sana hizo lo mismo, miró atentamente hacia la peligris y le dedicó una gran sonrisa.

—oh ella — Nayeon le hizo una seña a la chica para que se acercara. Cosa que hizo inmediatamente. —Sana —Señaló con su mano a la nombrada —Mina— ahora su mano se dirigió a la pelicorta —ella es Chaeyoung, quien era mi mejor amiga en la infancia, la que les conté que se fue a Francia — ahora la seña estaba sobre Chaeyoung.

—Un gusto Chaeyoung —Sana extendió la mano hacia la chica y la peligris la tomó con gusto. Estaba sonriendo ampliamente. Y eso Nayeon lo notó.

—El gusto es mío sana— contestó la más baja. Probablemente, era , una de las chicas más bonitas que había visto en la vida.

Mina solo se limitó a saludar con su mano y sonreír, aunque su sonrisa no se veía tan natural como de costumbre ya que su mandíbula se encontraba un poco tensa.
Mina no pudo evitar pensar que aquella chica se veía  como una completa delincuente.

Un par de horas después.

— Te amo.

— Te amo más.

—que ridiculez —Soltó de la nada la coreana de ojos verdes, se encontraba en la sala, viendo televisión. Jeongyeon no se había movido ni un solo segundo de ese lugar en toda la tarde, pero no hacerlo le estaba pasando factura ya que comenzó a dolerle la espalda.

Sus ojos se encontraban perdidos en la pantalla mientras  veia con atención aquel dorama cursi que estaba reproduciéndose.
Y esa escena fue la causante de provocarle ciertas dudas existenciales.

Recordó aquel momento, en aquella noche donde Nayeon estaba llorando y como es que la menor le preguntó si ella se había enamorado alguna vez. En ese momento había dicho que si, pero... ¿realmente lo había hecho?  ¿Tenia idea de lo que es el amor?
No lo sabía, no sabía la respuesta a aquella pregunta, y una vez más, Comenzó a sentir una presión en el pecho, era como si algo mucho mas pesado que ella le cortara la respiración, rápidamente tomó una fuerte bocanada de aire y se levantó del sofá.
Logró escuchar los ruidos que provenían del jardín.
La rubia, con curiosidad se acercó hacia la puerta de cristal que daba hacia el lugar antes mencionado mientras trataba de no hacer ruido.
Y las vio, las cuatro adolescentes sumergidas en la piscina, tirando agua por doquier.
No fue consciente de cuanto tiempo había transcurrido en el que se perdió viéndolas desde lejos, pero eso rápidamente cambió cuando presenció el momento exacto donde todas salieron, una tras otra del agua, dejando ver sus bikinis, pequeñisimos, para ser exactos. Los ojos de Jeongyeon se abrieron ante la sorpresa y rápidamente se tapó los ojos con sus dedos de la mano no lastimada, y con rapidez se dió la vuelta y salió prácticamente corriendo de ahí. Dirigiéndose a su habitación compartida.

El color de tus ojos- 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora