Capítulo 15

2.1K 196 54
                                    

Al día siguiente...

Casa de la familia Im.

Unos sonidos desde la parte baja de la casa lograron despertar a la chica que dormía sobre su cama. Dolor de cabeza, dolor en su rostro. Se sentía como si la hubiesen golpeando, se sentía fatal. Lentamente abrió los ojos tratando de acostumbrar su vista, ya que por el balcón de la habitación entraba una fuerte luz que la había cegado.
Nayeon se levantó de golpe, sentándose en la cama. Rápidamente recordó lo sucedido la noche anterior, todo lo ocurrido con Jeongyeon y no pudo evitar sonreír.
Fue ahí cuando volvió a escuchar sonidos desde la primera planta de la casa, notó que aún traía el vestido de Mina puesto. Se levantó de la cama y caminó hasta su espejo donde vio su reflejo, su nariz levemente hinchada, el maquillaje corrido y su cabello alborotado.

—Me veo horrible—  Susurró.

— No tanto, simplemente te hace falta darte un buen baño — Nayeon escuchó aquellas palabras provenir desde la puerta y dio un pequeño salto volteando con rapidez. Se trataba de Jeongyeon la cual sonreía ampliamente. La chica estaba recargada sobre el marco de la puerta. Una gran sonrisa que jamás había visto en la mujer, estaba justo ahora reluciendo en su rostro.

—¡Dios mío!, ¡Me asustaste Jeongyeon! — La menor río y rápidamente tomó su toalla —Justo iba a ducharme, lo necesito — le lanzó una ultima mirada a la contraria y entró al baño.

—Por cierto Nayeon, mi tía Suni salió. Dijo que iba para Seul y que regresaría dentro de dos semanas— hizo una pequeña pausa pues escuchó como la puerta se abría.

—¿Que más te dijo? — preguntó Nayeon en un tono suave.

—No, nada más. Solo me dijo que la despidiera de ti — Jeongyeon se quedó analizando la expresión de la menor, ya que esta simplemente asintió.

—Ya estoy acostumbrada. Milagro que esta vez avisó — Sonrió y volvió a cerrar la puerta.

Aunque sonreía, La mayor no creyó que fuese una sonrisa sincera, su mirada reflejaba tristeza.

Jeongyeon se dijo a si misma que tal vez no era la única que ocultaba sus sentimientos en esta habitación. Las personas lo hacían todo el tiempo, ya sea por miedo, por cualquier cosa. Nunca nadie era totalmente sincero a lo que sentía.

La rubia se quedó ahí, de pié mirando detenidamente la puerta del baño, como si hubiese algo en ella que tuviera que entender, como si la madera fuera algo sumamente interesante. Aún pensaba en lo ocurrió anoche, en todo aquello dicho por Nayeon y sabía que una disculpa no era suficiente para remendar el daño. Las disculpas a su parecer no servían de nada, aunque vengan del corazón. Las disculpas solo muestran arrepentimiento, pero el arrepentimiento no borra el pasado, no borran los hechos ni mucho menos el dolor causado.

Dicen que el dolor es relativo, es opcional. Pero hay veces que es más fuerte, más grande y poderoso.
Hay veces que es imposible luchar contra el.

Y eso la hacia sentir débil.

¿El sentir es una muestra de debilidad?
No, el negar lo que sientes es miedo a sentir. Sentir no te hace débil pero ocultar y huir de lo que sientes, si.

—Bien — Susurró — Estoy haciendo de desayunar, por si tienes hambre — dijo ahora en un tono fuerte asegurándose de que Nayeon pudiese escucharla. La chica después de eso, salió de la habitación.

Mientas tanto, Nayeon se encontraba bajo la regadera. El agua fría corría por su cuerpo de manera deliciosa.

Era extraño, era muy extraño para ella aquella situación. La situación donde ella y Jeongyeon hablaban con normalidad ¿Era una clase de broma?, ¿algún chiste? Probablemente si su nariz no doliera como lo hacía creería que todo lo ocurrió horas atrás, había sido un sueño, un muy loco e increíble sueño.
Era la verdad, Jeongyeon y ella habían hecho de alguna manera las pases, habían hablado y eso sin duda alguna hacía muy feliz a la menor.

El color de tus ojos- 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora