Namwon Medical Hospital
Decir que las horas pasaban demasiado lento era no hacerle justicia a lo ocurrido, decir que la angustia había parado, sería mentir, pero también, el decir que Nayeon estaba molesta se quedaría corto.
Im Nayeon desde un inicio estaba demasiado preocupada por su prima. Lo que sabían hasta el momento era que la mayor se encontraba inconsciente, al parecer solo un fuerte golpe en la cabeza nada grave y un hueso roto.
Según lo que les dijeron, el motivo del accidente fue que la rubia se había salido de la carretera estrellándose contra un árbol, aún no sabían el porque pero lograron atribuirlo al clima de esa tarde-noche en particular.La razón por la que Im Nayeon se encontraba al borde de estallar en cólera era por el simple hecho de que cuando habían llegado a la recepción, una llorosa Hirai Momo las esperaba para darles más noticias. La chica de dientes prominentes y cabello largo oscuro no entendía como es que la japonesa estaba ahí incluso antes que ella y su madre.
La menor de los Im no había dicho nada ante la presencia de la japonesa, esta vez solo trató de hacer a un lado todos aquellos baches y conflictos mentales ante su angustia y simplemente observó detenidamente a la nipona.
La molestia con Momo iba más allá de lo que ella podía explicar. No sabía en sí que es lo que la ponía de ese humor. Desde la fiesta de Jin, había notado la cercanía entre ambas mujeres pero jamás pensó que esto le estuviera incomodando de cierta manera. Nayeon pensaba muchas veces en que Hirai era afortunada, pues jamás había conocido una amiga de Jeongyeon. En los cuatro meses que llevaba viviendo ahí jamas la había visto hablar por teléfono con alguien o hacer las típicas cosas que hace una chica de 21 años. Si bien Nayeon tenía 16, jamás pensó que fuese tanto la diferencia en lo que hacen las chicas de esa edad.
El saber que no era tan aparatoso el accidente fue como un respiro para ella. Sintió la paz invadir su cuerpo y tuvo la certeza de que cada uno de sus músculos se relajaron al escuchar que todo estaba bien. Las lagrimas pararon y sus expresiones se relajaron aunque por una razón casi inexplicable Nayeon quería verla, quería ver a Jeongyeon y corroborar con sus propios ojos que ella estaba bien.
—Gracias por estar aquí Momo, aunque aún no me dijiste como es que supiste que Jeongyeon estaba en el hospital — Dijo Suni. La mayor se había mantenido ocupada un par de horas con el papeleo. Y no había preguntado nada más. Le parecía simplemente curioso que la japonesa hubiese estado ahí en el momento indicado. Nayeon miró a su mamá casi agradeciéndole por hacer aquella pregunta que ella tenía atorada en la laringe desde que llegaron.
— Oh, no — Habló Momo, esta también ya se encontraba calmada y sostenían un termo lleno de café. Aún a pesar de estar vestida casual y haber llorado. Nayeon tuvo que admitir que ella lucia impecable. — Yo estaba en mi casa, Fue Jihyo quién la encontró. Realmente ella no sabía que era Jeongyeon. —sonrió triste — Jihyo es mi mejor amiga y simplemente vio el accidente y marcó a la ambulancia. Ella iba camino para Seúl pero creyó correcto avisarme pues Jeongyeon es ... mi amiga. —La japonesa miró sus manos. Su comportamiento era extraño pero al parecer solo Nayeon lo percibió de esa manera pues Suni le sonrió.
—Por favor habla con Jihyo y dale gracias infinitas por mi. — Suni volvió a levantarse por milésima vez pues la bonita enfermera de nombre desconocido para Nayeon la estaba llamando para más papeleo, de esta manera quedando nuevamente solas ambas chicas. La mayor tecleaba algo en su teléfono celular mientras Nayeon la miraba sin disimulo. Momo se percató de esto y aunque La menor quiso disimularlo ya era bastante tarde. La nipona le dedicó una sonrisa y Nayeon, con toda la falsedad del mundo se la correspondió.
—¿Así que eres prima de Jeongyeon? — preguntó la chica. Nayeon casi se carcajea por la pregunta con la respuesta mas obvia. Aún así contestó.
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El color de tus ojos- 2yeon
FanfictionCuando por fin logró verla, verla de verdad, supo que algo sería diferente, supo que algo más fuerte de lo que ella podía explicar, ya estaba escrito. Una sonrisa. El poder de una mirada. Incluso... El color de sus ojos. -Historia larga