Capítulo 9

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Los secretos.

Si alguna vez quieres que tus secretos sean guardados, guardarlos para ti mismo.

Todo mundo tiene algo que esconder, todo mundo tiene ese remordimiento, esa preocupación, Incluso esa culpa; todo mundo posee ese secreto que jamás revelará, aún a pesar de todo. Por que todos llevamos un pequeño infierno sobre nuestros hombros.

Namwon, Corea del sur.

Casa de la familia Im.

—¡Dios!, Jeongyeon. ¡Me asustaste! — dijo la pelinegra. La mayor simplemente desvío su mirada de la chica.

—Lo siento — fue lo único que dijo y caminó en dirección a las escaleras. Nayeon fruncio el ceño.

— ¿Vas a seguir haciendo como que no existo? — cuestionó cansada la menor.

La rubia al escuchar esto detuvo su andar y se giró para mirarla, su expresión era una de confusión.

—Yo no te ignoro, solo te trato como lo que eres, una prima menor — su expresión volvió a ser neutra. Y Nayeon ya se estaba cansado de eso.

Nayeon los primeros tres días de que la chica había llegado, la creía igual de inmadura y tonta, pero se dio cuenta que la realidad era otra. Ahora su prima, en vez de insoportable, era intocable. Detestaba sentirse ignorada y era lo único que la mayor llevaba haciendo desde el día numero uno.

Aunque odiara admitilo, prefería a la Jeongyeon de antes, que aunque idiota y cruel, era más divertida que esta nueva imagen que Jeongyeon daba a relucir. Por lo menos la antigua, aunque fuese para mal, notaba su existencia.

— Lo que pasa es que te sigues creyendo mucho, ¿Pero sabes que? Me vale si me hablas o no, con que no me molestes esta bien — dijo desinteresadamente la menor.

La mayor no lo pudo evitar y fruncio el ceño.

— ¿De donde sacas que yo me creo mucho? — colocó sus manos en su cintura sin dejar de mirar a Nayeon.

— ¿Como que de donde? No hablas con nadie más que con mi mamá, parece que crees que nadie esta a tu altura, pues niña, te equívocas. El que seas bonita no significa nada, eso no lo es todo y tu por dentro... —Se detuvo, pues se dio cuenta de lo que estaba diciendo. Nayeon se maldijo internamente y desvío la mirada de la mayor con un toque de vergüenza.

— ¿Así que crees que soy bonita? — cuestionó en un tono burlón la rubia. Y en ese momento Nayeon llegó a la conclusión que realmente no extrañaba esa actitud.

— Yo... No dije eso, dije que tu crees que eres bonita — afirmó cruzándose de brazos. Jamás le admitiría eso, jamás admitiría que de pequeñas, antes de que Jeongyeon comenzara a molestarla, Nayeon la creía la niña más bonita que había visto. Jamás se lo diría a ella, ni a nadie.

—No, eso no fue lo que dijiste — la mayor sonrió, y Nayeon no pudo evitar dirigir sus ojos hacia la brillante y blanca sonrisa de su mayor. En el mes que llevaba viviendo ahí, solo había visto esa sonrisa máximo dos veces. Y jamás había sido por causa suya.

—Vaya, sonríes — mencionó esta vez la chica de grandes dientes.

Esas palabras hicieron que la mayor dejara de sonreír al instante.

—Bien, ¿Me dirás algo más Nayeon? Tengo que regresar al trabajo — la mayor se recargó en la puerta mirando detenidamente a la contraria.

— Yo... No. Simplemente vete, nadie te detiene — después de las palabras de Nayeon, la rubia, la miró unos segundos más.

El color de tus ojos- 2yeonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora