Capitulo XVIII

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Capítulo XVIII

Dylan Holsen.

En aquella cafetería servían las mejores tazas de café helado que he probado, pero no solo eso, también venían acompañadas de pequeños panecillos que estaban parcialmente envueltos en un fino papel encerado, y cuando los desenvolvías te encontrabas con un montón de semillas de sésamo, pero los panecillos eran realmente deliciosos.

Ella comió de un panecillo y tomó un sorbo de su café negro humeante en completo silencio y yo imité su acción, preguntándome que diría.

Ella me contaba toda esta dinámica sobre los disfraces y lo de ir todos acorde al tema que ella escogía. Cabe mencionar que evidentemente las fiestas de disfraces eran sus favoritas.

— ¿Y? —Pregunté.

Termino de masticar el pan y trago grueso antes de volver a hablar.

Ella fija su mirada en mí nuevamente y pude notar como se había perdido completamente del tema y se había olvidado de mi pregunta. Quien sabe que estaría pensando esta rubia.

—Claro...No tienes que ir completamente igual a la imagen, D. También puedes buscar lo más parecido. Al igual que también eres libre de ponerte lo que quieras, si no quieres ir como nosotros, eres libre de no hacerlo. — Dice encogiéndose de hombros y volviendo a perder su vista a cualquier punto de esta cafetería.

Y eso bastó para que me diera cuenta que era manipulación, cada vez entiendo mejor a este grupo. Cada uno tiene lo suyo, Adrien sabe descifrar a las personas con solo mirar un simple movimiento; Jacob y su obsesión con las armas; Jennifer con su bipolaridad; Lilith con su manipulación. Cada uno tenía la parte de ellos de los hacía volver esos psicópatas asesinos que son. Todos tan diferentes e iguales a la vez. Ahora entiendo mejor el motivo por el cual yo soy parte de este grupo.

Sorbo del pitillo lo que queda de mi café helado y rendido le respondo. — Claro que iré como me lo indicaste, Lilith. Solo que nunca he hecho este tipo de cosas.

Ella me lanza una sonrisa triunfante que solo significaba una cosa. —Lo sabía, D. Qué buena decisión tomaste.

Yo sonrió con ella. Mientras la veía, me tomé la libertad de detallar cada una de las partes de su rostro. Esta chica era muy bonita, sus ojos tan azules, muy parecido a gris, con su cabello rubio corto y ondulado que le caía a los lados de su fina cara, la manera en que sus ojos se achinaban un poco por su linda sonrisa. Esta chica era realmente hermosa.

Siquiera puedo imaginármela matando a alguien, ¿cómo puede?, se ve tan dulce y amable, quien diría que con ese tierno aspecto, puede degollarte hasta con un simple corta uñas.

Pero entonces nuestro contacto visual se pierde y la sonrisa se desvanece al escuchar una tercera voz.

— ¿Les traigo la cuenta? —Nos preguntó muy amablemente el mesero.

La chica asintió y el mesero se retiró, yo me dediqué a mirar la nada al igual que ella. Y entonces, me llené de preguntas otra vez recordando lo que pasó anteriormente.

¿Esa persona de la biblioteca ya habría salido, o aun seguía ahí? Era algo que no entendía, se suponía que estaba solo, por eso fue que decidí esperar a que todos se fueran, para poder estar solo y hacer mi trabajo en la biblioteca, pero como siempre mis planes se tienen que ir a la mierda, entonces no se dio.

El mesero volvió y entre ella y yo pagamos la cuenta, no fue mucho en realidad, pero cada uno puso la mitad y así la pagamos.

Ella se puso de pie y yo hice lo mismo, dispuesto a irme también. Mi bolso descansaba en el asiento de al lado, mientras que el pequeño bolso de ella, estaba a un lado de la silla. Ella lo recoge y se lo coloca, pero no sin antes colocarse su suéter que tenía en la cintura. Yo tomo mi bolso, pero antes de que pueda llegar a él, este cae al suelo.

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