Capitulo VIII

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Capítulo VIII

Allan Gray.

Las gotas de lluvia caían lentamente por la ventana del auto, podía ver claramente el frio que hacia afuera. La gente pasaba de un lado a otro con sus paraguas, ponchos y abrigos. El cielo estaba muy nublado desde esta mañana, creí que llovería más tarde pero me equivoqué, este es un típico clima de Londres, casi siempre llueve, muchos dicen que tiene un clima deprimente, pero a mí me gusta, me gusta ver la lluvia caer en el asfalto de las calles, dejándolo brilloso y limpio, me gusta ver como las gotas se resbalan por las ventanas de los autos y de las casas. Definitivamente la lluvia era mi clima favorito.

Justo ahora mi chofer me lleva al instituto, pero voy tan concentrado en la música de mis auriculares y en la lluvia que cae afuera, que no me he percatado de que ya hemos llegado.

—Señor Gray, ya hemos llegado. —Habló mi chofer, indicando que ya podía bajarme del vehículo.

Asentí con la cabeza y bajé tomando mi bolso, me quité mis auriculares para guardarlos y me subo la capucha de mi suéter para no mojarme con la lluvia.

Caminé rápido hacia las puertas del instituto encontrándome a Jennifer con un paraguas en la entrada esperando por mí.

Jennifer y yo siempre éramos los más puntuales y responsables del grupo, me la llevaba muy bien con ella, de eso no cabía duda, pero a veces sus cambios de humor por su bipolaridad nos traía unos cuanto problemitas, pero nada que no podamos resolver. La aceptábamos y la queríamos así.

—Hola, Jenni. — Le digo ya una vez a su lado.

Ella me da un abrazo que yo correspondo muy agradablemente, ella se separa y habla. — Ya te habías tardado en llegar, Allan. — Me regaña, sus regaños son muy graciosos, así que no puedo evitar reírme un poco y ella me copia también.

—Jenni, solo pasaron dos minutos desde que llegaste.— Respondo entre risas.

Comenzamos a caminar adentrándonos a los pasillos, Jenni cierra el paraguas y se detiene en su casillero para luego abrirlo y guardarlo en el mismo. Luego nos dirigimos al mío y guardé mi suéter después de sacudirlo un poco para intentar sacarle unas cuantas gotas de lluvia.

El instituto estaba algo vacío por la hora, pero a Jennifer y a mí nos gustaba pasar nuestro tiempo libre en la biblioteca, al igual que Emily, pero ella aún no había llegado, así que solo estaríamos ella y yo.

Nos adentramos a la biblioteca del instituto, estaba vacía, no había nadie sentado en las mesas y ni siquiera usando las computadoras. La mayoría de las personas evitaba la biblioteca, dicen que es aburrida, pero a nosotros nos gustaba pasar el rato en este lugar.

Jenni y yo buscamos una mesa y nos sentamos en silencio para leer el libro que habían dejado para leer en la clase de literatura.

Me gustaba leer, era como un escape del mundo real, era como interpretar otra vida y leer los pensamientos mas íntimos de otra persona como si fueran tuyos. Vivir cada narración, sea triste o feliz y poder sentir las emociones que sintió ese personaje literario, o a veces vivir en un mundo de fantasía que solo existía en tus sueños y en las páginas de un libro.

La castaña tomó asiento a mi lado, con sus codos en la mesa mientras comía una galleta de chocolate y, a su vez, leía el libro, yo me senté a su lado recostado del espaldar de la silla con mis pies estirados debajo de la mesa, también leyendo.

La biblioteca estaba sola, de vez en cuando la bibliotecaria pasaba de un lado a otro colocando libros en los estantes o sacando y guardando, todo estaba en silencio hasta que Jenni habló.

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