Capitulo XV

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Capítulo XV

Dylan Holsen.

— ¿Dylan? ¿Me estás escuchando?

No.

—Sí, claro.

Allan hizo un mohín con los labios— Te creo, pero por la dudas, mejor preguntaré otra vez. — Tomó en cada una de sus manos los sobres de salsa. — ¿kétchup o mostaza?

—kétchup.

—Bien, toma. — Me acerca el sobre de salsa a mí y yo lo tomo para luego colocárselo a mis papas fritas.

—Obvio que compartirás conmigo algo de tu salsa, ¿no? — Pregunta Allan para luego darle un mordisco a su hamburguesa de pollo.

—Claro... —Digo remojando una papa frita en la salsa, para luego llevarme a la boca.

Tengo la mirada perdida mientras Allan se come muy cómodamente su hamburguesa a un lado de mí.

Estamos en el patio, comiendo en las escaleras de la puerta que da salida al jardín de atrás de la casa. La piscina se ve muy tranquila y bastante iluminada por las luces, además del atardecer que se está dando por la hora.

Las nubes rojas, amarillas y rosadas, haciendo un hermoso juego de colores, creando el crepúsculo de la tarde.

Desde mi punto de vista, parece un ritual. Un ritual en donde las nubes unen todo su poder para que la luna y el sol se puedan volver a ver después de tanto tiempo. Para que estos dos enamorados puedan compartir unas cuantas miradas entre ellos y luego volver a esconderse para que cada quien pueda deslumbrar como es.

Pero eso no es todo, por otro lado, no puedo dejar de pensar. Millones de preguntas están rodando mi cabeza justo ahora, pero no sé si sea el momento justo para hacerlas.

Pero también pienso en mi madre. ¿Qué le diré? Estoy en esta casa desde ayer y en ningún momento le he mandado tan solo un mensaje. Ella me dió permiso hasta las 7pm, pero del día anterior.

El silencio del lugar y unos cuantos grillos cantando, me hacen querer romper el silencio.

Pero no soy yo quien lo hace.

—Dylan. —Me llama Allan.

Yo dejo mi hamburguesa y volteo mi cabeza para verlo a los ojos. Sus ojos verdes azulados se encuentran con los míos.

—No le has dado ni una sola probada a tu hamburguesa. —Me reprende.

—Ah, sí, eso...

—Creí que tenías hambre, ¿no te gusta?—Hablaba rapidamente, parecía apenado —Debí haberte preguntado antes de pedirte comida. Soy un idiota, lo siento.

—No, no, Allan, está bien, eso solo... —dudo un poco antes de hablar— estoy muy confundido.

El chico suspira antes de hablar y puedo notar como su semblante se relaja.

—Dylan...Sé que tienes muchas preguntas justo ahora —Me da una sonrisa de boca cerrada— Puedes decirme lo que quieras.

— ¿De verdad? —Él asiente con la cabeza.

—No te juzgaré si es lo que piensas. Tranquilo.

Me sorprendía la facilidad con la me dijo que le preguntara...Pero eso solo me hizo hacer la siguiente pregunta.

— ¿Dónde están todos? —No entendía el por qué después de lo que sucedió, no había nadie en esta casa, por alguna razón se me hacía extraño.

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