Capitulo VII

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Capítulo VII

Dylan Holsen

La calle estaba un poco sola, unas cuantas personas y parejas son las que pasaban por las aceras. Era de esperarse, es bastante tarde por la noche y no era un fin de semana en el cual todos salen.

Hace frio, muy típico del clima de Londres, todos los días eran iguales de fríos. Estoy cansado de caminar, pero parece que a Allan no le afecta en lo más mínimo seguir.

Claro, él no tuvo que correr por su vida mientras era perseguido en el bosque.

Aún dudaba de su palabra, él aún podía hacerme algo, sus amigos eran capaces, quien dice que él no lo sea. Él caminaba a mi lado sin preocupación alguna y yo de vez en cuando lo miraba solo para asegurarme de que no estuviera a punto de hacer cualquier cosa que fuera a herirme.

Claramente que caminar con él en estas calles tan solitarias no fue una buena opción, pero prefiero estar aquí que en el busque rodeado de personas cuyas intenciones al parecer solo eran herirme.

Justo ahora lo estoy viendo, a Allan, puedo ver como tiene un semblante completamente serio, su cabello teñido de plateado se veía aún mejor con la luz amarillenta de los faroles de la calle y sus ojos color verde resaltaban mucho más. Desde el punto que lo veía podía ver su perfil, tenía la nariz perfectamente recta y su piel muy limpia de cualquier imperfección.

Al parecer sintió el peso de mi mirada y volteo a verme, sus ojos verdes se encontraron con los míos que lo miraban descaradamente mientras caminaba. Estuve apunto de aparta la vista cuando habló.

— ¿Por qué estabas ahí? — Fue lo primero que me dijo, pero yo no tenía una respuesta clara para eso, la verdad ni yo sabía que hacia ahí.

—No tengo idea. — Fue lo único que dije, no entendía como mi curiosidad podía llevarme a tantas cosas de las cuales yo no podía escapar.

Comprendo que no debí seguir a un extraño por el busque en un cementerio, pero juro que en ese momento no estaba pensando con claridad, y es que tenía la mente en otro lado, pues estaba frente a la tumba de mi padre.

No es que me esté justificando, pero en mi defensa, tampoco era mi intención ser descubierto.

—Pero tú lo seguiste. —Habló él.

—A este punto no sé ni por qué lo hice.

—Pero lo hiciste.

No quise responder, no sabía que decirle, no tenía respuesta para eso. Él solo me miraba con atención.

Al notar mi silencio, el volvió a hablar. — ¿Aún tienes miedo?

<Sí, tus amigos casi me matan, ¿qué esperas?, ¿qué ría? > Pienso.

—Pues, la verdad, sí. —Dije sinceramente, por algún motivo, no quería mentirle. Quizás era por el mismo miedo o quizás era porque ya a este punto, estaba totalmente vulnerable.

—¿Por qué? no voy a hacerte nada. —Me dijo tranquilamente, levantando sus cejas.

—Hoy estuve a punto de morir dos veces. —Dije como si fuera lo más obvio— Aún desconfío.

—Pero yo no voy a hacerte daño.

—¿Y por qué no?, tu eres igual que ellos, son tus amigos, si ellos me apuñalan tu también lo harás.

—No, claro que no, yo no te mataría.

— ¿Por qué no?

—Es que...

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