Capítulo XXXII

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Capítulo XXXII

Dylan Holsen.


Miraba hacia afuera a través de la ventanilla del auto. Las personas iban con sus grandes abrigos, protegiéndose del frío que hacía en las calles por estas fechas. Caminaban de aquí para allá, cada una en sus asuntos y totalmente despreocupados.

Me pregunto, ¿Qué pasaría si todas esas tranquilas personas se enteraran del asesinato de Daniel en el instituto?

Pero de solo recordar eso, ocasionó que mi piel se erizase al instante y la cabeza se me llenara de ese horrible momento.

—Ya llegamos. —Avisa mi madre desde el asiento del conductor, mientras desacelera el auto y se estaciona en la entrada del instituto.

...El cual, para mi sorpresa, se veía totalmente normal...

—Merci, maman. —Le agradezco mientras tomo la manija de la puerta de copiloto y la abro, dispuesto a salir del auto de mi madre.

Ella me había traído hoy al instituto, ya que como tuvo guardia anoche hoy le tocaba entrar más tarde a su trabajo, así que decidió traerme.

—De rien, fils. — "De nada" Dice mi madre.

Yo pongo un pie afuera del vehículo y me giro para darle un beso en la mejilla de despedida. Luego me volteo y salgo del auto. Una vez afuera cierro la puerta del mismo.

—Je t'aime. —Le digo y me volteo para encaminarme al instituto.

Escucho como el auto de mi madre arranca nuevamente y se marcha, pero mi ceño de frunce al instante en el que me doy cuenta de mis alrededores. La gente estaba totalmente normal, todos actuaban con naturalidad...

Como que si no hubieran asesinado a alguien anoche en este mismo lugar.

Abro las puertas del instituto y paso, topándome con el pasillo de la entrada.

No he visto a ninguno de los del grupo, lo cual se me hace un poco extraño también. No hemos hablado desde ayer en la noche.

Sigo caminando por los pasillos, muy extrañado y confundido, hasta que me topo con mi casillero azul, igual al de todos.

Pongo la combinación y lo abro para colocar mi mochila en él, una vez hecho eso, saco mi celular para conectarle mis audífonos y poner un poco de música. Necesitaba distraerme de la extraña situación un momento.

Pero entonces, unas manos me toman por los hombros y hacen que me gire rápidamente para encarar a la persona, topándome con el serio y preocupado rostro de una rubia.

—Ven conmigo, ahora. —Me ordena Lilith.

Yo frunzo el ceño ante su actitud y cierro lentamente la puerta de mi casillero.

—Buenos días a ti también. —Digo con sarcasmo.

Ella pone los ojos en blanco y toma mi mano para comenzar a tirar de ella con fuerza, llevándome por el pasillo hacia no sé dónde.

—El grupo necesita hablar. —Me comunica mientras caminamos.

Yo no digo más nada y camino atrás de ella, dejando que me guíe a donde sea que vayamos. Por otro lado, la rubia se encuentra con un semblante mas frío que antes. Sin duda aún estaba muy mal por lo de ayer.

Después de una larga caminata, llegamos a una puerta al final del pasillo, que daba hacia la parte de atrás del instituto. Misma puerta por la cual pasamos. Topándonos con el mismo lugar en donde hablamos ella y yo por primera vez.

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