Capitulo XVI

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Capítulo XVI

Dylan Holsen.

 — Puis-je prendre une tasse de café, s'il vous plaît? — Hablaba la profesora de francés, hablaba y hablaba.

Yo, a diferencia de muchos, la entendía. Podía entender perfectamente lo que decía. Ser francés era bastante útil en estas clases.

Por otro lado, ya había pasado una semana de lo que sucedió en la casa de Jacob. Aún me causa ciertos escalofríos de solo pensarlo.

Los he estado evitando a toda costa, aún no estoy listo para enfrentarlos. No puedo, no aún.

Claro que eso es bastante difícil, ya que estudiamos en el mismo lugar, y casi en la gran mayoría de mis clases estaban al menos dos de ellos.

Era muy difícil el saber todo lo que ahora sé y no poder hacer nada al respecto, es difícil querer pensar que esto es lo normal para ellos...Pero eso no es lo normal para mí. Esto está mal, pero ahora yo soy parte de ello. ¿Qué mierda se supone que voy a hacer ahora? Nada, no puedo hacer nada.

El timbre suena, la clase se acabó, pero otra vez, no comeré en la cafetería.

Tomo mis cosas y las guardo en mi bolso, me pongo de pie y me lo cuelgo en los hombros para encaminarme a la salida del aula.

Mientras camino por el pasillo, no dejo de pensar en todo lo que ha sido mi vida esta semana. No puedo estar evitándolos todo el jodido rato, no puedo. Saco mi celular de mi bolsillo y le conecto los audífonos para colocar un poco de música.

Y como siempre, abro las puertas de la cafetería y paso. Cada quien está en lo suyo, unos comiendo y otros solo conversan.

Mientras voy caminando, puedo verlos a ellos en una de las últimas mesas de la esquina. Ellos están en lo suyo, no pienso acercarme, no quiero.

Ya casi llego a las otras puertas del otro extremo de la cafetería cuando me sujetan del brazo haciendo que me gire.

Era Lilith.

—Oye...

Yo me saco un audífono con la otra mano libre — ¿Si?

— ¿Podemos...? ¿Podemos hablar un segundo?

Esto es raro, ella nunca ha hablado conmigo desde la última vez, no entiendo por qué hablarme ahora, ¿qué tendría de diferente? Pero quería salir de esto. Así que solo me queda por decir una cosa.

—Sí, claro.

Dicho esto, ella suelta mi brazo y pasa por delante de mi para abrir las puertas de la cafetería por la que yo estaba a punto de salir hace un rato si ella no me hubiese interrumpido.

Ella atraviesa las puertas y sale, yo solo la sigo mientras camino tras ella. Caminamos por el pasillo y esto se está volviendo extraño, no había pasado por esta parte del instituto desde que estoy aquí, no la conozco.

Ella llega al final del pasillo y abre unas puertas que dan como una especie de patio trasero, y tardo un poco para darme cuenta que me trajo hasta la parte de atrás del instituto solo para hablar conmigo.

Ella se detiene en medio del patio y se gira para encararme.

Yo me detengo en frente ella y solo la miro a la espera de que comience a hablar.

—Mira, nadie en el grupo estuvo de acuerdo en que hablara contigo sobre esto, pero tengo que hacerlo. Necesito hacerlo.

Frunzo el ceño — ¿Hablar sobre qué? — Pregunto confundido.

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