Capitulo II

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CAPITULO II

Emily Spear

Las horas pasan lento, es el primer día en el instituto y ya estoy cansada de estar aquí. La fila no avanza y eso hace que me estrese, normalmente soy una persona con mucha paciencia, pero odio las filas como la mierda.

Estamos en la cafetería, haciendo la fila para pedir algo de comer. El lugar está muy caluroso, a pesar del aire acondicionado central que tiene todo el instituto, el calor está presente en esta área por la cantidad de personas aglomeradas.

—Vamooos— Escucho quejarse a Jennifer por onceava vez a la espera en la fila, tanto ella como yo estamos cansadas de estar aquí, nuestras piernas están cansadas de estar de pie en espera.

La clase de literatura fue muy buena, a pesar de las risas que se oían por Jennifer y Allan, como ya dije, ellos se la llevan muy bien.

La profesora nos dejó un libro para leer, y
además de que para su próxima clase tendríamos que entregar un resumen de el mismo, por esa razón es que Allan y Lilith no están aquí en la cafetería con nosotras, ellos están en la biblioteca leyendo el libro para ayudarnos con el resumen, después de eso, yo me quedaría con ellos, cabe mencionar que la clase de literatura es también la clase favorita de mi amigo Allan, en cambio para Lilith, no lo es tanto.

— ¿Será un mal momento para ir al baño—Me susurra la castaña.

Volteo a verla con el mismo semblante cansado que tiene ella.

—No puedes irte, no me dejarán pedir dos almuerzos, lo sabes —Le respondo en susurro, de la misma manera que lo hizo ella. La castaña hace un puchero, pero sabe que no puede irse.

—Bieeen. —Dice derrotada mirando hacia el frente — Pero si dan ese refresco de fresa, te lo echo encima.

— ¿Me estás amenazando? — Le digo el tono de broma, aunque las amenazas que ella dice, siempre las cumple.

Ella me da una mirada por el rabillo del ojo y se posa una sonrisa ladina en sus labios.

— No, solo te advierto, tu tómalo como quieras. — Dice mientras mantiene la sonrisa, yo solo pongo los ojos en blanco.

La fila está avanzando, ya falta poco para llegar, lo cual agradezco.

Ya una vez en la punta de la fila, Jennifer suelta un suspiro de alivio, esta extiende su bandeja, regalándole una sonrisa a una de las tantas señoras que nos sirve la comida, y no puedo evitar copiar su acción. Ya una vez la comida en las bandejas, me fijo en esta, hoy comeremos dos Hot dogs, con —por suerte— refresco de naranja. Los dioses escucharon mis plegarias y nadie acabará con la ropa llena de refresco de fresa.

Ya una vez afuera de la fila, nos encaminamos a la mesa para comer, nosotros los del grupo ocupamos una mesa redonda de color negro que está al fondo en una esquina, la verdad es una de las mejores mesas, nos da algo de privacidad y eso me gusta.

Llegando a la mesa, puedo ver que está Aron con Jacob y una chica que no conocía a su lado. Jennifer y yo nos miramos las caras con el ceño fruncido, extrañadas de la chica que está ahí.

La chica es bastante bonita, no la había visto antes, seguro debe de ser una nueva. Esta tiene el cabello negro con ondas y corto a la altura del mentón, sus ojos son de color marrón y tiene tez morena. He de admitir que es bonita.

Jenni y yo tomamos asiento en una de las sillas de la mesa.

— ¿Quién es ella? — Es lo primero que pregunta Jenni al sentarse en la silla. Dios, a veces era un tanto imprudente, casi incontrolable. Se me recuerda a una chica de un libro que leí hace poco con Allan cuando estábamos de vacaciones.

Jacob mira a nuestra amiga, aún con esa sonrisa ladina que tanto lo caracterizaba y con un brillo juguetón en sus ojos.

— Primero que nada, yo también te extrañé, Jenni — Ese comentario solo hace que Jennifer ponga los ojos en blanco, ocasionando que Jacob se ría un poco— Y segundo ¿acaso te pone celosa?

Jenni lo ve con los ojos entre cerrados y le responde — ¿Queeeeé? ¿Yo? ¿Celosa? —Bufa—, por favor, Jacob, sabes que nunca me pongo celosa de un amigo que solo trae a chicas a esta mesa para ligar con ellas y luego dejarlas por ahí.

Eso causa que la chica —cuyo nombre no se aún— abra sus ojos de par, para luego soltar una carcajada que ocasiona que todos los integrantes de la mesa la miremos un poco raro.

— ¿Qué es tan gracioso? —Le cuestiona Jenni, con una mirada tan fría que hasta a mi me causa escalofríos, eso me encanta de mi amiga, sus cambios tan repentinos de humor. Lo bipolar que es.

Jacob aún con su sonrisa ladina y su mirada juguetona responde por la chica — Ella no es un ligue, mi querida Jenni, ella es una amiga a la que le voy a prestar unos apuntes de la clase de ciencias —Jenni aún tiene su cara seria y su mirada fría, no sé cómo cambia tan rápido de humor, pero lo hace

— ¿Ves? No hay de qué preocuparse. — Concluyó el moreno.

Jenni solo lo mira y abre la boca dispuesta a refutarle lo que dijo Jacob, mientras que Aron y yo sólo nos dedicamos a observar la escena comiendo y tomando refresco, como si fuera el mejor programa de televisión.

Mi vista se desvía rápidamente de la divertida escena que tienen Jacob y Jenni para ver a alguien más que cruzó las puertas de la cafetería, un chico que ya conocía de antes, o bueno, que acababa de conocer hace unas horas.

Era el chico nuevo...

No recuerdo su nombre.

El caminaba con un gorro puesto de color gris en su cabeza, ocasionando que unos cuantos rulos rebeldes salgan del gorro. Trae puestos unos auriculares blancos en sus oídos. Va caminando con la vista en su celular, se ve muy serio y concentrado en lo que está haciendo, tanto que no ve hacia el frente, ocasionando que este choque con un chico.

Pero este no es cualquiera, es Adrien, mi novio.

Puedo ver como el chico nuevo tiene una cara de apenado y pidiendo disculpas por haberse chocado con Adrien, mientras este solo lo ve con una cara completamente seria.

Adrien hace un movimiento con su mano restándole importancia, para luego caminar a un lado de él y buscar con la mirada la mesa en donde estamos sentados, pero el nuevo hace lo mismo, los ojos de los dos se posan en la mesa y Adrien camina hacia esta.

El chico nuevo lo hace igual, pero él me ve a mí con una sonrisa que yo no puedo evitar devolver mientras veo como se acerca a nuestra mesa...A esta mesa.

¿Va a sentarse? ¿Va a hablarme? Ninguno de mis amigos son tan normales, por así decirlo, y me incluyo en eso.

Me asusta presentarlo, ni siquiera recuerdo su nombre.

Todas mis dudas se aclaran cuando veo que el chico de los rulos se detiene de su caminata a la mesa, tomando asiento a mi lado, ocasionando que todos lo vean...Que Adrien lo vea.

Mierda. 

UNO por UNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora