Capitulo XI

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Capítulo XI

Dylan Holsen


Era sábado, el día de la fiesta de cumpleaños del amigo de Allan.

Aún no sé si sea buena idea ir por lo que pasó la ultima vez, pero la primera vez que los conocí no parecían tan malos, espero ver la parte buena de ellos hoy, quizás considere darles una oportunidad. Voy a darme el beneficio de la duda con esto.

Alzo la vista de mi celular y veo a mi madre que está sentada en el sillón negro que está al frente, con un libro de cocina francés y sus lentes para leer. Su cabello castaño estaba recogido en un moño de bailarina perfectamente peinado, tenía su ropa de trabajo, hoy le tocaba guardia de la tarde, así que por eso está arreglada.

Voy a pedirle permiso para ir a una fiesta...Que comience lo show.

—Mamá. —

A ella le gusta que le hable en francés —el cual es mi idioma natal—, sé que le gusta que mantengamos las costumbres.

— ¿Hmm? — Responde ella sin apartar la vista de su libro de cocina.

—Est-ce que je peux vous aider aujourd'hui? —Le pregunté que si la podía ayudar en algo hoy, todos sabemos que no quiero hacer nada, pero todo con tal sea el permiso.

Ella cierra su libro y sube su mirada sacándose los lentes para verme mejor —Estás hablando francés, me preguntas si me puedes ayudar en algo— Enumera con los dedos. — ¿Qué me vas a pedir exactamente, Dylan?

Yo rio ante eso, siempre sabía ¿Cómo es que se dan cuenta?

—Bueno, —Me acomodo en mi asiento para verla fijamente. —un amigo me invitó a una fiesta de un amigo, entonces ¿puedo ir? ¿Todo bien?

— ¿Llegarás temprano y sobrio?

—No prometo nada. —Alzo mis manos en señal de inocencia.

Ella suspira. — Bien, pero me llamas cualquier cosa.

—Bien sûr je t'appellerai.

Con eso me levanto de mi asiento y subo a mi habitación para ducharme, cambiarme y salir. Allan vendrá por mí, así que solo tengo que esperar su mensaje.

(...)

Allan me dijo que estaba afuera en unos minutos, yo me miro en el espejo por quien sabe cuánta vez, no llevo nada tan llamativo, traigo un jean negro, camisa negra, y un suéter azul oscuro con blanco, voy bastante decente diría yo.

Bajo las escaleras del segundo piso hasta la sala, donde me despido de mi madre mientras ella me da el clásico sermón antes de ir a las fiestas. Una corneta se escucha afuera, así que me despido y salgo.

Una camioneta blanca está aparcada afuera en la calle, por un momento había dudado en subirme, hasta que Allan abrió la puerta del copiloto desde adentro dejándome ver el interior de dicha camioneta.

Camino hasta ella y me subo saludando a Allan.

—Entonces, ¿A dónde vamos? — Pregunto después de saludarlo.

—La casa de Jacob queda a unas cuantas calles, no es muy lejos. — Dice para comenzar a manejar hacia la casa.

Y todo queda en silencio.

Allan leva puesto un jean estilo militar con unos zapatos negros y una camisa del mismo color, su cabello gris está desordenado, como si se pasara las manos por el cabello muy seguido, pero aún así se ve bien.

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