Capítulo XXXVI

18 6 1
                                    

Capítulos XXXVI

Dylan Holsen.

Abro mis ojos lentamente, despertándome a causa de los fuertes rayos del sol que pasaban a través de la ventana.

Al adaptar completamente mi vista a la claridad del lugar, me doy cuenta que no estaba en mi cama ni en mi habitación. Aún estaba en casa de Allan.

Sonrío inconsciente al recordar todo lo que pasó anoche, entonces giro mi cabeza hacia un lado y ahí lo veo.

El chico de cabello plateado dormía plácidamente a mi lado. Su respiración era tranquila y calmada, su cabello estaba despeinado. Pero en pocas palabras, se seguía viendo como me gustaba.

Entonces él abre los ojos, mirándome mientras lo observaba. Sus ojos verdes azulados se posaron en los míos avellana oscuros por nos instantes. No había nada más que nosotros en ese momento. Ambos recién despiertos y enredados en las sabanas, cubriéndonos con tan solo eso.

—Hasta que al fin despiertas, Holsen. —Habla Allan sonriéndome.

— ¿Qué? ¿Hace cuando despertaste tú?

Él se encoge de hombros —Hace media hora, tal vez.

Yo río ante eso al igual que él, y luego todo volvió a quedar en silencio otra vez.

Ambos nos mirábamos y nada más. Recuerdo todo lo que nos dijimos anoche en la sala de estar "somos el infiernos perfecto" y sí que lo éramos.

— ¿Nunca te preguntaste por qué te llamo por tu apellido? —Pregunta Allan de repente.

Yo niego con la cabeza, y es que la verdad nunca me lo pregunté.

—Porque simplemente me encanta —Admite —, la manera en la que puedo pronunciarlo en mi boca y decirlo tan fácilmente. Y el saber que yo solo te llamo así, me encanta más de lo que te imaginas...tú me encantas más de lo que imaginas.

—Tú también me encantas más de lo que imaginas. —Digo mientras subo una de mis manos y la coloco en su mejilla y la acaricio suavemente.

Entonces él se acerca a mí y me besa, adoraba sus besos dulces y tiernos. Eran los que más me gustaban. Nuestros labios se complementan entre si y eso es definitivamente encantador. Pero después de unos cuantos segundos así, él se separa y me vuelve a mirar.

—Entonces, Holsen —Habla con un tono juguetón en su voz —, cuéntame ¿Qué se siente ser francés?

Yo río ante su pregunta y niego con la cabeza —No se siente absolutamente nada, Gray. —Admito — Sigo siendo una persona común y corriente, claro, con otra nacionalidad y otro idioma, pero no es "nada del otro mundo" —Digo haciendo comillas con mis dedos.

Él hunde sus cejas con desilusión —Creí que sería más interesante, no lo sé. —Dice riendo por lo bajo.

—No es como si fuera de otro planeta, Gray.

Reímos un rato y luego todo volvió a quedar en silencio.

Y entonces lo recuerdo. No volví a casa anoche y no le he dicho ni una sola palabra a mi madre desde ayer en la mañana. Mierda, justo ahora debo de tener miles de llamadas perdidas.

Entonces me siento rápidamente en la cama bajo la atenta mirada de Allan.

— ¿Sucede algo? —Pregunta con confusión mientras se incorpora en la cama siendo sostenido por sus codos detrás de él.

—Espero que no. —Digo mientras me levanto de la cama y camino en dirección a mi ropa interior, la cual yace en el suelo tirada. La recojo y me la coloco mientras que con la mirada buscaba mis jeans, ya que en mi bolsillo estaba mi celular.

UNO por UNODonde viven las historias. Descúbrelo ahora