Capítulo 4: hielo

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Minutos antes de que los sacarán del calabozo, Archi rompió las cadenas de los aldeanos, pero para que no sospecharan, tenían que actuar todos como presos, pues tenían un plan; atacarían cuando los sicarios tuvieran la guardia abajo.

Entre todos los sicarios, había uno muy joven, parecía de la edad de Archi, su piel era clara, y su cabello era rubio, era el más joven de todos los sicarios presentes, el cual se les unió después de que atacaron una tribu en el continente de Sidney. él les estaba dando las armas a los hombres de Peter para que pudieran seguir manteniendo a raya a los magos, y también los vigilaba, por si planeaban algo extraño.

¿Quién es él? ¿Qué hace un niño aquí? -pregunto uno de los sicarios-.

Es un protegido de Peter, era un niño huérfano, al cual, el sumo sacerdote le dio asilo, y hoy está entre nosotros, para aprender lo que es un asesino a sueldo como nosotros -le contestó el que tenía mayor rango de entre todos ellos, y al terminar de decirlo, vieron como el joven tomó su lugar junto al verdugo que accionaría la guillotina-.

El plan de Archi consistía en que antes de que cayera la guillotina sobre el cuello del rey, se quitaría la capucha y todos los aldeanos se revelarían contra Peter. Pero hubo un error, él estaba demasiado lejos del lugar, no había calculado bien la distancia. Vio como acomodaban al rey en la guillotina, se quitó las cadenas y se echó a correr, se quitó la capucha y se puso su copilli, lo activó asumiendo la dureza del acero, pero aún estaba muy lejos.

Doremi también estaba viéndolo todo desde su asiento, no podía moverse de allí, la habían esposado al trono. No quería perder las esperanzas, hasta que vio la guillotina comenzar a caer. Entonces la tristeza inundó su corazón, y comenzó a llorar, sentía que perdía a su padre, entonces, de su garganta, salió la última palabra que aún le daba esperanzas.

¡¡¡¡¡¡ARCHI!!!!!!

Retumbó la palabra por casi toda la aldea, y a unos cuantos centímetros de que cayera el filo del arma de tortura, pasaron dos cosas, algo que nadie se explicaba, todos los presentes se quedaron con la boca abierta.

A pesar de estar a metros de distancia, Archi apareció en un segundo junto al padre de Doremi, y con sus manos paró la cuchilla a centímetros de la nuca del rey, su piel se veía azul, era un azul cristalino, su cuerpo vibró aún más que aquella vez en la que le hizo frente al abusivo de Yosh, y de un solo esfuerzo, rompió el cuchillo.

Pero eso no era todo lo que había sucedido, pues el sistema de poleas que activaban la guillotina, junto a los postes de madera que delimitaban la forma de la cuchilla, estaban cubiertos de hielo, hasta la cuchilla misma estaba congelada, junto a ella, había un verdugo encerrado en una gruesa capa de hielo, y un niño que también se había librado de su capucha de sicario. Al momento de romperse, la guillotina se veía como una pequeña ventisca de hielo, y los pequeños destellos que se dejan ver, eran la luz de esperanza que el pueblo necesitaba para liberarse de sus cadenas y entrar a la acción, todos empezaron a atacar a los sicarios, ganando un poco de terreno, los atacaban con rocas, convertían el suelo que pisaban en arena movediza, incluso entre todos, llenaban de fuego el suelo que ellos pisaban, los atacaban brutalmente para poder penetrar el duro metal que no era dañado por sus poderes mágicos, por ello mismo, aún seguían teniendo desventaja, hasta que otros sicarios se quitaron las túnicas, y se aliaron a los magos para pelear contra los sicarios de Peter, pues eran aliados de Eliot.

¿Quién eres tú? -pregunto Archi dirigiéndose a quien había congelado la guillotina-

Es lo mismo que yo me pregunto, tú no eres de esta aldea, por tus rasgos, diría que eres de Tulum -contestó el-

Gaia: NeogenesisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora