En otro lado de Gaia, por las sombras se libraba una batalla, una que nadie conocía, pues se estaba dando debido a una organización que no era más que un simple mito en el mundo bajo del planeta.
Gaia, ese planeta que todo el mundo creía inmaculado estaba muy lejos de serlo, pues ese sistema político que ellos habían decidido implementar, el cual había servido por décadas, luego de un par de años, todo se corrompió, y comenzaron a surgir de la nada asociaciones criminales, las cuales comercializaban con todo tipo de mercancía, desde productos ilegales como estupefacientes y demás sustancias, hasta comercializar con las distintas especies de humanos que habitaban en el planeta, llevando a muchas incluso al borde de la extinción.
Todo esto se comercializaba en el mundo bajo, principalmente en la superficie del planeta, pues en las ciudades aéreas, la gente con recursos y dinero, tenía que mantener su imagen ante la mirada del ojo público.
Quién se veía beneficiado por esto era principalmente era el rey de Gaia, pues el recibía millones por mantener todo este bajo mundo en secreto, él era una de las principales mentes detrás de todo esto, pues como su familia y linaje eran quienes gobernaban desde que llegaron al planeta, él era libre de hacer a su voluntad, pues a quienes descubrían lo que había detrás de la imagen de la inmaculada Gaia, eran asesinados por los grupos criminales que tenían convenios con la realeza.
Para intentar frenar un poco todo esto, se abrieron organizaciones aún más clandestinas, cuyo objetivo era el de darle libertad a quienes sufrían de la esclavitud a manos de toda la red de mafia que se había generado en el lugar.
El grupo más importante de eran los "illuminatti", quienes se pusieron ese nombre debido a que eran los portadores de luz, los que llevarían el conocimiento y sabiduría a todos lados donde pasaban, pues su lema principal era "el conocimiento os hará libres".
Ellos hacían que los grupos criminales se mantuvieran a raya dentro de sus posibilidades, pues tenían un poder equivalente a los guardianes de Gaia, ya que las primeras generaciones de estos mismos se encontraban ahí, tenían poder incluso hasta donde la jurisdicción del rey del mundo terminaba.
Sin embargo, desde hace aproximadamente 15 años, una organización criminal había ganado un enorme poder, debido a que, dentro de sus filas, también se encontraban miembros de todas las especies y tribus del mundo, dando con esto un perfecto equilibrio entre mente, cuerpo y alma dentro de la misma.
Esta organización criminal tenía tanto poder, que la iglesia católica había pedido su favor para tener de nuevo esa gloria que tanto ansiaban recuperar.
Y bien, dime, ¿Qué se les ofrece? ¿A qué se debe la insolencia de venir a quitarme el tiempo? –se escuchaba desde el respaldo de una silla, una sombra misteriosa era la que hablaba-.
Señor, Santiago murió, era el último sacerdote que quedaba –decía el sicarii sin apartar su mirada de la persona con quien intercambiaba palabras-.
Toda esa organización que se llenaba la boca de presumir su infinito poder, resultó ser una bola de inútiles –decía el interlocutor- pero por lo menos ¿lograron conseguir lo que les pedí?
A eso también venimos señor, nosotros queremos desvincularnos de todos ustedes –decía el sicarii- ya no obedeceremos sus órdenes.
Ustedes también son unos idiotas, yo soy quien decide cuando se termina nuestro trato, ustedes no, así que no me hagan enojar, o acabaré con sus vidas –decía la sombra misteriosa mientras de su frente saltaban sus venas-.
No le estamos preguntando, el trato se acaba –uno de los sicarii se materializó con una daga en la mano, apuntando el filo de esta última al cuello del líder criminal-.
Me hicieron enojar, chicos, acábenlos –en ese momento otras dos sombras se levantaron de sus asientos y comenzaron a atacar a los sicarii, también quien estaba hablando arremetió contra ellos-.
A pesar de ser asesinos a sueldo, los sicarii poco o nada pudieron hacer para evitar ser masacrados en ese mismo instante, a pesar de tener poderes tan sombríos, ellos jurarían que lo último que vieron antes de perder sus vidas fue a un auténtico demonio, el cual los devoró como si de simples galletas se trataran, los destrozó a tal nivel, que pocos de los sicarii pudieron escapar a salvo, del resto lo último que quedó fueron arena y entrañas derramadas por todo el lugar.
Maldita sea, siempre lo supe, si quieres que algo se haga bien debes hacerlo tú mismo –decía la sombra misteriosa mientras se sacudía el polvo y tomaba asiento.
Es hora de empezar con el plan muchachos, a partir de ahora, no habrá nada que nos detenga –una sonrisa se alcanzaba a ver en el rostro del líder criminal-.
Cuando todos los guardianes estaban listos para irse y Liar despertó, todos regresaron a Gaiacorp, donde el resto de la humanidad los estaban esperando con un enorme festín, pues ellos no solo habían salvado a la humanidad de la invasión ignugar, también mantuvieron los daños en la menor medida posible, además de que toda la gente que vivía en condiciones tan aberrantes en la superficie del planeta, fueron aceptados en las ciudades aéreas, ellos estaban muy agradecidos con los guardianes, sobre todo con Liar, pues él los había salvado de la devastación a manos del dragón, lo cual, lo hizo recordar porque había tomado la decisión de convertirse en guardián de Gaia, pero el miedo que lo carcomía por dentro.
Sin embargo, no todo en el planeta eran buenas noticias, pues Jack, el hombre más rico e influyente del mundo, hacía un par de semanas atrás había sido atacado ferozmente dentro de su hogar, a causa de un violento asalto dentro del mismo, su cuerpo había sufrido de quemaduras de segundo y tercer grado en el 80% de su cuerpo, y llevaba aproximadamente un mes recuperándose.
Luego de un minuto de silencio, los guardianes de Gaia disfrutaban del banquete que se les estaba ofreciendo, pero algo raro pasaba, pues luego de la batalla contra los ignugar, todos se sentían desmoralizados, aún que ninguno lo dejaba ver, más que uno solo de ellos.
Archi miraba como Liar tenía un comportamiento errático y anormal, pues un niño se acercó a ponerle un collar de flores alrededor de su cuello, pero la sonrisa en el rostro del guardián tenía más que nada una sonrisa fingida como gesto.
Liar, por favor ven, tenemos que hablar –le dijo Archi acercándolo a un lugar más apartado de la multitud- ¿Qué sucede? Últimamente no siento que seas tú –decía Archi preocupado por ese chico al que veía más como un amigo que como un compañero de misiones-
No lo sé Archi, es que, últimamente, me he cuestionado si debería seguir con este trabajo de guardián, o si debería de alejarme de todo esto –dijo un preocupado Liar-
Esto es por lo que pasó contra el dragón, ¿me equivoco? –decía el líder de los guardianes-
Sí, es eso, desde que decidí ser guardián de Gaia, sabía que mi vida estaría en constante riesgo, y pensé que lo peor que podría llegar a pasarme sería la muerte, pero no fue así –decía el guardián- sinceramente, creo que debería abandonar el grupo –terminó con su declaración cabizbajo-
Piénsalo bien Liar, para empezar ¿Por qué te uniste a los guardianes? –preguntó Archi comprensivo-
Bueno, yo tomé mis decisiones porque –hizo una pequeña pausa, pues lo que estaba punto de decir le dolía, pero a la vez se sentía feliz de recordarlo- el me enseñó...
Estoy seguro de que él no querría que abandonaras tu sueño así de rápido ¿no es así? –dijo Archi en un tono reconfortante-.
Tienes razón, tengo una promesa que cumplir, pero aun así debo pensarlo –decía Liar sin levantar su mirada, aún que su tono era de una persona más decidida- te daré mi respuesta en una semana –decía desanimado el guardián-
Piénsalo bien –finalizó la conversación el líder tratando de ser comprensivo-.
Todos decidieron ir a casa después de un largo día, pero al llegar a Gaiacorp, una persona desconocida los esperaba en el umbral del su hogar.
Nosotros... El mundo los necesita –dijo esa persona extraña-.
¿FIN?...
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Gaia: Neogenesis
Fiksi Ilmiah10 personas, lo mejor que puede ofrecer la humanidad, conocidos como "los guardianes de Gaia", son los encargados de mantener el balance en el planeta y preservar la vida de quienes habitan ahí, lo cual, no es una tarea fácil, por ello, solo pocos t...