Capítulo 16

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16. Preguntas raras, sueños frustrados y una chica en que no dejas de pensar


Durante todo el día mi hermano no me dejaba en ningún momento a solas con el chico. Estaba en la cocina sirviéndome algo para comer mientras que él hablaba de cualquier cosa conmigo, mi hermano se metía. Estaba contemplando el lago que había enfrente de la casa con él a mi lado en silencio, mi hermano se sentaba al medio de nosotros. Nos sentábamos juntos al lado de la fogata con los demás y él se colocaba de nuevo al medio de ambos. No, nos sacaba los ojos de encima, lo cual me daba mucha risa porque ahora se le ocurría "espiarme" después de todo este tiempo que había pasado. No hacíamos nada malo o algo para que desconfiara de nosotros, pero bueno eran celos de hermano.

Los amigos de Jonathan eran muy amables conmigo y mis amigos. Antonia sí que estaba antojada con todas las cosas que habían traído para comer, y me impresionaba como su cabello lacio se mantenía así por más que lo moviera, dijo que era natural. También se la pasaba discutiendo con Max como niños pequeños por cada tontería, ellos también estudiaban junto a mi hermano, los cuatro muy pocas veces se topaban en las mismas secciones ya que su carrera tenía muchos estudiantes. Desventajas de ir a la universidad. 

Mi hermano no se había relacionado con personas con quienes compartiera fuera de la universidad como con ellos, años anteriores solamente tenía compañeros para los trabajos y me alegraba mucho que ahora si había encontrado unos buenos amigos.

La casa de Jonathan era más pequeña, la mayoría de las cosas eran de madera. Era como esas casas que tú veías en la televisión que son súper elegantes. Tenían a alguien encargado de venir a verla cuando nadie de su familia estaba. Él me comentó que sus padres estaban pensando en vender el lugar porque no lo ocupaban mucho. 

Tenía segundo piso donde se encontraban muchas habitaciones, pero preferimos dormir las chicas con las chicas y los chicos con los chicos, que en cuartos separados cada uno.

—¿Cómo te conociste con el Tarado? ¿En serio qué no son hermanos? Se parecen mucho —le dije.

Ojos. Cabellos. Tono de piel y a veces sus personalidades, aunque ella es más loca que él.

Las tres estábamos sentadas en el suelo de la habitación cruzadas de piernas. Rabito se encontraba dormido en su cama roncando, habíamos corrido mucho hoy.

—Muchas personas nos dicen eso desde pequeños —se rio—, antes decíamos que éramos mellizos. Nos conocimos en la primaria y desde ese momento no, nos separamos más —se miraba al espejo mientras se desmaquillaba. Ella ya estaba en pijama—. Hemos pasado muchas cosas juntos.

—¿Y cómo es posible que nunca sintieron atracción el uno por el otro? —indagó Agus.

¿En serio Agustina Martín?

Ella hizo una cara de asco para luego empezar a reír más fuerte—¡Espera! ¿Yo? —resoplo— ¡Jamás! Siempre nos hemos tratado como hermanos, es mi hermanito —sonrió.

Sus expresiones eran tan graciosas al dirigirse de su mejor amigo, era muy sincera y al igual que glamurosa que Agustina.

—¿Ya te he dicho qué te ves muy bien con esa cola de caballo? —preguntó en susurro cerca de mi oreja por mi hermano con una sonrisa dulce.

—No lo hice para impresionarte —le respondí obvia.

—Nunca dije eso —salió por la puerta, pero se detuvo volviendo su vista hacia mí—. No necesitas impresionar a nadie, solamente necesitas ser tú —guiño su ojo y salió.

Estrella de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora