Capítulo 42

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42. Demostraciones en público, amigos con conversaciones normales y una bailarina, pero no de ballet 


Las primeras dos semanas habían pasado volando, ya habíamos realizado todos los exámenes y que bueno porque sentía mucho estrés y ansiedad.

Ahora estamos viendo un juego de lacrosse, creo que así se llamaba. Durante toda la semana le habían hecho promoción a este partido porque sería el último de los cursos más altos de este instituto.

Como siempre a la pelirroja le gustaba ver los partidos, nos pidió tanto que la acompañáramos que aceptamos. Cuando llegamos al juego que aún no comenzaba nos percatamos que un jugador no había llegado, buscaban con urgencia a reemplazantes, nadie estaba, hasta que apareció Louis diciendo que él sabía jugar. Él, siendo una persona que no pertenecía a este establecimiento, que no conocía a los demás chicos, pero que sí le gustaba jugar este deporte, jugaría en el equipo de hoy. Con mayor razón mi amiga vería el partido.

Sería un partido amistoso con otro instituto, en honor a los que se graduaban. Su último partido. Que nostálgico.

Sentía que era como estar viendo un partido de fútbol solo que en esta ocasión la pelota era más pequeña y corrías con esta puesta en un palito. Habían dicho que era amistoso, pero algunos mostraban su amor algo agresivo ¿Quién los entendía?

La gente gritaba, aplaudía y a veces hacía olas o bailes. Nosotros apoyamos 100% a Louis con nuestros gritos. Me había gustado este deporte, el uniforme era muy cool. Su entrenador no gritaba como el nuestro ¡Rayos! Hasta al entrenador iba a extrañar.

Soplaba mis manos para que se abrigaran, pero era imposible. El frío otoño que parecía invierno no me gustaba. Sí, estábamos al aire libre. Sentí como me colocaron un gorro y cerré por un segundo los ojos, los lentes casi se cayeron.

Reí porque le había dicho que prefería que él estuviera abrigado.

—Estas temblando —dijo.

—Siempre tiemblo.

—Lo sé, sobre todo cuando estás cerca de mi —bromeó. Me ruborice y este rio. Su risa era tan linda—. Como ahora.

—Cállate, Tarado —murmuré. Él no dejaba de reír—. Es por el frío.

Él se acercó hasta mi oreja—Has algo para callarme entonces —sentí su respiración caliente mientras hablaba en su voz seductora.

—¡Jonathan no hagas eso! —le di un manotazo en la pierna.

—Sé que te encanta —expreso seguro.

—No.

Si.

—Mientes y ponte bien el gorro.

Acomodo el gorro con suma concentración que me daba risa. Dejo unos cabellos adelante y atrás. Su mano pasó por mi rostro para luego pasar por mis labios, sonrió alejándose y yo apreté mis labios nerviosa.

—¿Por qué decidiste venir si me ibas a coquetear descaradamente? —pregunté entrecerrando los ojos.

Relamió sus labios—Quería recordar el lugar donde estudié —se encogió de hombros volviendo su vista a la cancha—. Me siento tan viejo ahora.

—Eres como el vino —volví mi vista al frente también.

—¿Cómo el vino? ¿Qué comparación es esa Pulguita? —preguntó riendo—. ¿Es por qué me gusta el vino?

Me gustaba el apodo que me decía y me gustaba todo lo que decía. Sentí su mirada en mí.

Lo miré—No, es porque entre más viejo, más rico —rápidamente me escondí en su bufanda que le había quitado.

Estrella de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora