Capítulo 20

2.3K 250 46
                                    

20. Volver a ver caras que no quieres ¿Y una amistad muy cercana?


Me hice una cola de caballo para luego colocarme los lentes y salir de la habitación. Baje las escaleras con rapidez y en la entrada me esperada mi hermano con Jonathan.

—¿Estas lista hermana? —preguntó Charlie.

—La verdad es que no —conteste con una mueca.

No había dejado de llorar en todo el día de la impotencia que sentía, mis ojos dolían mucho. Ni con el maquillaje podía ocultarlo.

—Nosotros estaremos ahí por si algo ocurre —hablo Jonathan seriamente.

Asentí con mi respiración entre cortaba para luego mirar a Rabito que se encontraba jugando en el jardín con las niñas, Bobby las observaba con cuidado para que no cayeran a la piscina.

Nos dirigimos al auto y me senté en la parte atrás. Jonathan colocó música en tono bajo.

—Me alegra tanto que ya hablen como personas civilizadas —comentó mi hermano haciéndose una cola de caballo—. Que hayan dejado su inmadurez de lado.

—Sólo hablamos las cosas —hable sin más.

—Muy profundamente —siguió él en una risa burlesca, lo miré con cara de pocos amigos mientras que él me miraba por el espejo retrovisor guiñándome un ojo—, fuimos muy maduros en arreglar las cosas ¿no Amélie?

Rodé los ojos tratando de no ponerme nerviosa—Como digas Jones.

Sólo a mi hermano se le ocurre comentar eso ahora cuando podía haberlo comentado antes, con el chico ya hablábamos normal otra vez. Hace dos días había pasado aquella situación tan vergonzosa para mí, él seguía con sus coqueteos sin sentido causando en mí, mil cosas tontas.

Nadie hablo del tema, no quería hacerlo, sin embargo, él seguía cuidándome y me iba a dejar al instituto ¿eso hacían los amigos no? Seguía con su sentido de humor, sus risas tan delicadas, sus ojos azules que brillaban cuando me miraban en algunas ocasiones y que aún no comprendía por qué lo hacían, su tos que aún no sabía porque le pasaba ¿Qué pasó con el celular? Al final lo acepté (sí, lo había comprado él) Agustina no podía creerlo, ella seguía insistiendo que eso no lo hacía cualquiera... no le conté lo que había pasado entre nosotros aquella noche. Preferí guardar ese pequeño secreto para mí.

Ahora íbamos directo a la boca del lobo. Al juzgado donde después de mucho tiempo vería a Lukyan y Alexander. Era horrible tener que verlos otra vez. 

Me sentía cansada después del instituto, así que no aguante más y me dormí apoyada de la ventana.

Llegamos al gran edificio plomo, era como la altura de mi biblioteca favorita. Por inercia retrocedí de a poco con mi cuerpo temblando, no quería pasar, no iba a estar bien ¿Qué pruebas necesitaban? ¿por qué las personas qué hacían daño les daban la oportunidad de tener abogados? Mi hermano me detuvo apoyando sus manos en mis hombros.

—No te dejare sola.

Su voz me calmaba y me hacía sentir bien, pero eso no era suficiente, seguía sintiendo pavor porque no sabía lo que iba a pasar. Me giré dándole un abrazo escondiendo mi rostro en su pecho sintiéndome vulnerable. Ladeé mi cabeza hacia el lado encontrándome con Jonathan hablando por celular.

—¿Debemos pasar? —pregunté.

—Aún no es la hora y debemos esperar a nuestro abogado.

—¿Cómo conseguiste un abogado?

Estrella de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora