Capítulo 2

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2. Cuatros chicos: Un amigo, un posesivo, un preocupado y un agresivo


—¿Ami quién te hizo esto? —preguntó desconcertado Jordán tomando mí rostro entre sus manos.

—Ya te he dicho que nadie Pecas, solo me caí.

Siempre pensaba que solamente las personas pelirrojas tenían pecas, pero no, Jordán tenía cabello castaño y tenía pecas, se le veían muy bonitas y Agustina que era pelirroja no tenía. Era gracioso.

—¿Siempre me vas a dar la misma excusa? —miro serio—. Entiende que te quiero ayudar, eres mi amiga y odio cuando algo te pasa —su vista se dirigió a mi brazo que la acababa de tapar con mi suéter—. Amelia Brown ¿Lo hizo Lukyan verdad? —no respondí— ¡Claro que lo hizo él! ¡Maldito cobarde! —se alejó de mí llevando sus manos a su rostro con desesperación y su espalda al respaldo de la silla.

—Tranquilo, estoy bien —le di una sonrisa arreglando mis lentes—. No es nada, ya no me duele, tal vez me lo merecía.

Lo que hacía Lukyan en mí ya se estaba volviendo una costumbre. Sus ojos verdes me volvieron a mirar con seriedad, a veces esos ojos me daban miedo.

—¿Estas escuchando la estupidez que acabas de decir? Ami tú no mereces que te haga algo así —tomo un sorbo de agua— ¿¡Por qué no dejas que te ayudemos!? Cada vez que quiero hacer algo me... — lo interrumpí.

—Ya no lo hará, va a cambiar.

—Llevo escuchando eso desde hace mucho tiempo ¿Cuánto más? ¿Cuándo te mate? —suspiro frustrado.

—Tal vez sería lo mejor —susurre.

Él ya no respondió, sabía que no iba a cambiar de opinión, sabía que yo tenía miedo de él y de lo que podría hacer. Una vez él llamó a la policía, sin embargo, nunca llegaron 'Estamos esperando que lleguen más patrullas' era lo único que dijeron, siempre era así, cuando los necesitábamos, nunca estaban disponibles. Pensé que en ese momento acabaría todo ya que tendría ayuda, pero no.

A Jordán lo conocí en el mismo año que conocí a Lukyan. Él venía corriendo hacía la entrada del instituto, lo topo causando que ambos cayeran, discutieron y desde ese momento no lo soporto. También hubo peleas por mi culpa en donde ambos se encontraron graves, pero Pecas no se alejó de mí, aunque se lo pedí, más bien se convirtió en mi mejor amigo.

Habían pasado dos días en los cuales mis hematomas ya estaban con un color verde. Era más difíciles de ocultar, pero, por lo menos sólo dolía cuando me los tocaba.

Estábamos en la cafetería, no tenía ganas de comer, hace quince minutos que el puré de bolsa me estaba mirando, además, ya estaba frío. En eso Agustina llegó corriendo, salía de sus clases de basketball, me gustaba mucho su uniforme, lástima que yo ya había pasado esa clase y ahora estábamos con volleyball ¡Y era un asco, un tremendo asco!

—¡Hola chicos! —saludo alegremente sentándose con nosotros—. ¿Esta buena la comida?

—Mmm digamos que es pasable —respondió con una mueca Jordán.

En el instituto nos daban comida o uno podía comprar, era una buena opción para las personas que a veces no tenían como pagar el almuerzo.

—Sabe a plástico —conteste.

Cuando lo dije ella abrió los ojos sorprendida y se fue corriendo hacia una dirección, suponía que iba a comprar el almuerzo. Y así fue, luego almorzó con nosotros.

—Agus creo que alguien te está mirando ­ —alce una de mis cejas—, pero mira disimuladamente.

Sin embargo, no lo hizo, ella era muy obvia y eso me causaba mucha risa.

Estrella de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora