Capítulo 7

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7. Mi salvación 


Todo el día estuve metida en mi guarida, sin salir ni para el baño. Era mejor así, no me gustaba salir.

Me encontraba ordenando, tenía miedo de salir de mi habitación porque se encontraba Alexander en casa, me pidió —obviamente no de buena forma— que le preparara el almuerzo y apenas lo hice subí a mi refugio. Charlie se encontraba en el trabajo, se me había metido en la cabeza de ir a verlo, pero no podía, al fin y al cabo, era su trabajo y tenía que respetar eso, no quería que lo despidieran por mi culpa. Yo por mientras tanto había tirado currículo a varios lugares durante la semana, pero no había recibido ninguna maldita llamada.

Saqué algunos libros de mi estantería para limpiarlos y me encontré con el primer libro que leí por mi voluntad cuando tenía ocho, este trataba de un niño y su hermana pequeña. Era una colección completa de doce libros y yo los tenía, pero se fueron perdieron por el camino.

Siempre me mandaban a leer libros en la primaria que no me gustaban y terminaba buscando el resumen el día anterior para dar el examen que al final tenía la mejor nota de todos. Que me guste leer era una cosa, pero que me impongan algo que no me gusta leer era completamente diferente.

Recordé que cuando me enamoré de mi primer literario. Fue sumamente extraño y maravilloso a la vez. Mi padre era una persona que leía mucho, me contaba historias que se le ocurrían, pero nunca las escribió. Mamá no, no le adentraba ni un poco a la lectura.

Últimamente había estado escribiendo cosas en mi libreta que no entendía porque las escribía.

Tampoco entendía de donde los escritores sacaban tanta inspiración. Me gustaría algún día escribir algo que me hiciera sentir orgullosa de mí misma que, aunque sea lo guardara para mí y no mostrárselo a nadie más o tal vez a mis amigos y hermano. Pero, por ahora no tenía inspiración, no sabía de donde sacarla y sólo esperaba que llegara en el momento indicado.

Rabito dormía plácidamente en su cama con sus patitas hacia arriba ¿Cómo los animales podían dormir de maneras tan extrañas sin hacerse daño? Si yo durmiera así al día siguiente despertaría con miles de dolores musculares.

Estaba buscando pastillas, pero no encontré ninguna, sí que los dos chicos se habían esmerado en encontrarlas todas y botarlas. Si, aún no lo superaba. 

Durante la semana no vi al Tarado, sólo el día donde me entrego mis lentes nuevos los cuales me gustaban mucho, a Charlie también le había gustado.

¿Estaría ocupado? ¿Él también trabajaba los fines de semana? Su compañía me causaba náuseas. Aún intentaba acordarme si había pasado algo increíble en aquella fiesta que asistí. Hasta el momento sólo recordaba unos fuegos artificiales que había visto, gente pasándola muy bien y que yo trate de vestirme universitariamente, pero solo conseguí que él se riera a carcajadas de mí, bueno siempre se reía por todo, hasta porque pasaba una mosca le causaba gracia ese sonido. Estúpido.

Cuando mi habitación estuvo como nueva me acosté en mi cama a observar el techo, este tenía algunas fotografías con mis padres. Ahora mi meta era no llorarles y recordarlos como un lindo recuerdo, ellos tenían que descansar. Iba hacer mi mayor esfuerzo para lograr aquello. 

Mi celular empezó a vibrar, lo tome frunciendo el ceño ¿Quién podría ser?

Video llamada entrante de Agus.

Muy pocas veces hablábamos por vídeo llamada y hace unos momentos habíamos hablado por mensajes junto a Pecas.

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