Capítulo 4

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4. Visita inesperada 


—¡Rabito seated! —le indique, este ladeo la cabeza hacia un lado—, ¡Seated! —entonces con el premio indique la acción y se sentó—, ¡Muy bien! —este se fue a su cama a comer el premio.

A veces me gustaba enseñarle trucos, era muy inteligente y muy perezoso, no los hacia si no le daba un incentivo. Se sabía dos: Sentarse y girarse.

Me levante de lo que me encontraba sentada en la cama para mirar hacia fuera de la ventana. A veces me preguntaba que se sentiría tirarse de aquí ¿Sobreviviría? Una vez casi lo intente, pero Charlie me detuvo a tiempo.

Observaba a personas pasar en bicicletas, otras paseando a sus mascotas y una pareja intercambiando saliva detrás de un árbol en un alto tono de excitación ¿Por qué no hacían esas cosas en un lugar más privado? La gente no quería ver eso. Mejor mire hacia otro lado, el viento soplaba ligeramente y la luz del sol abrigaba mi cuerpo. 

Cuando me aburrí de observar me dirigí hacia mis cosas buscando alguna liga, encontré una de color negro así que me hice una cola de caballo, me miré en el espejo y la balanceé de lado a lado. Este día no me maquille, tenía pereza, me había colocado un brillo labial que compre en el mall chino, vendían muchas cosas interesantes en esos lugares. Ni siquiera quería cambiarme el pijama, pero lo hice de todos modos.

Mi estómago empezó a gruñir, debía comer algo con urgencia, Rabito ya había terminado su desayuno.

Estaba bajando las escaleras junto con el peludo. Lleve el dorso de mi mano hacia mi frente haciendo presión con esta, mi cabeza dolía de los mil demonios, no tener lentes causaba aquello, era horrible porque no sabía qué hacer para calmar el dolor. Trate de hacer el menor ruido posible, no quería despertar a Alexander. Antes de dirigirme a la cocina me mire en el espejo del living, ya había bajado el rojizo de mi rostro por la bofetada de Lukyan.

En otras noticias me despidieron del trabajo por "armar problemas", era muy injusto ¿Ahora qué haría? Me había costado mucho encontrar un trabajo que se adaptara a mi horario de clases. Me arrepentí de comentarle a Charlie de irnos de casa, ya no tenía como ayudarle a pagar.

Cuando ya estuve con las cosas listas en mis brazos para comer, me preparé para subir. Me encontraba por la mitad de la escalera cuando tocaron la puerta. Rodé los ojos frustrada ¿Quién podría ser? Charlie se encontraba en el trabajo e iba a llegar tarde y yo no fui a clases porque las cancelaron, no sé por qué.

Con dificultad abrí la puerta encontrándome con una no grata sorpresa.

—¡Hola! —sonrió alegremente, conteste 'Hola' con un sonido poco audible—, ¿Sabes qué es de mala educación hablar con boca llena? —frunció el ceño quitándome dé la boca la cajita de jugo y dando un sorbo.

—¡Hey que asco tiene mis babas! —me queje, este se encogió de hombros.

—Tenía sed —chasqueo la lengua—. Ahora es mío.

Abrí mis labios indignada tratándole de quitar mi cajita de jugo, no pude, era demasiado alto. Rabito nos observaba desde las escaleras mientras bostezaba ¿Por qué no le mordía? Sería una buena idea.

—Muerde, ataca —mandé, este volvió a bostezar y entrecerré mis ojos—. Gracias por tu ayuda.

—Buen gusto, también me gusta el jugo de fresa —dio otro sorbo—. Bueno, ¿Me vas a dejar pasar? —preguntó en una voz ronca haciendo que me ruborizada la piel.

—¡No! —cerré la puerta en sus narices.

Triunfante fui a sacar otra cajita de jugo, Charlie me los compraba a mí, no para que otra persona viniera y me los quitara. 

Estrella de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora