Capítulo 27

2.8K 275 579
                                    

27. Vete porque te hago daño, pero quédate porque solo tú me haces sentir de esta manera


Con la ayuda de Sofía podía ver a mi hermano. Él ya hablaba mejor, pero se cansaba con facilidad y yo trataba de ser fuerte para que no me viera decaer, tenía que hacerlo por él. Era un ser importante en mi vida. No me acercaba mucho y siempre iba protegida para que nada le pasara. Todavía tenía los cables en todo su cuerpo y se encontraba muy delgado; y con hematomas en toda su piel. Tampoco podía comer con facilidad y la mayoría del tiempo vomitaba o se quejaba de dolor.

Nunca pensé verlo de en ese estado. Siempre era yo la que estaba en la camilla y él a mi lado, pero ahora los roles se habían cambiado.

Lo que si lograba en todo este mal rollo era hacerlo sonreír de lo que pasaba en mi vida, ya sea con mis amigos o con Jonathan. No podía reír por obvias razones, pero su sonrisa era suficiente para mí, me hacía feliz.

—Te diré algo como hermano mayor —murmuró de repente moviéndose en la camilla. Se encontraba con los ojos cerrados.

—Recuerda que no puedes hablar mucho porque debes descansar —acaricie su mano.

—Lo sé, pero debo hacerlo —respiro con pesadez y callo por un momento—. ¿Cómo ha sido las cosas con Jonathan? Digo, desde el principio.

¿Por qué preguntaba eso?

—Si dices desde el principio debo admitir que fui muy mala persona con él —hice una mueca—. Creo que hasta ahora a veces me queda de mi viejo hombre ¿Por qué?

—Siempre me di cuenta de cosas —abrió los ojos y junté mis cejas—, como cuando se dejaron de hablar por un tiempo. Él nunca lo dijo, ni sé porque se dejaron de hacerlo, pero note que habías sido demasiado dura con él porque cada vez que Max o Antonia le preguntaban por ti no quería hablar del tema —torció los labios—. Sé que muchas veces discutieron o que tú le dijiste palabras hirientes —me señale—. Si hermana, tú, Jonathan no será la mejor persona, pero dudo que te haya tratado mal durante todo este tiempo y sé que al principio no me importo que lo trataras así porque tenía celos, eso es normal, pero conforme pasaba el tiempo lo iba conociendo mejor y observaba de lejos su relación. Me di cuenta que tú te equivocaste muchas veces con él.

—¿Equivoqué? —fruncí mi ceño otra vez.

—Sí Amelia, cometiste errores. Me di cuenta, escuché y vi cosas que no diré porque no me gusta remover el pasado —aclaro su garganta—. Pasaste por cosas desagradables, cosas que a nadie le gustaría vivir y que espero algún día puedas superar, pero Jonathan no es Lukyan, no es ese maldito y lo trataste como nunca trataste a tu ex, sin embargo, él siempre estuvo ahí para ti y tal vez no te diste cuenta. Te digo todo esto porque te amo y por lo mismo también te tengo que decir cuando cometes errores, para que no los vuelvas hacer. Los humanos debemos perdonar, pero también debemos pedir perdón cuando nos equivocamos y aprender de ellos. No me importa lo que sientas a estas alturas por él, pero si te pido que cuando puedas le pidas perdón y reflexiones de aquello. Créeme que te sentirás mucho mejor —sonrió.

No supe que responder, me había quedado petrificada. Nunca antes lo vi, fui muy tonta como para no darme cuenta, sabía que lo había dañado, pero no a tal punto como decía Charlie. 

Me sentí mal, pero no por lo que había dicho mi hermano, era que bueno que te dijeran cuando te equivocabas y sobre todo si era alguien que te quería, pero si me sentí mal porque ahora recordaba esos malos momentos con Jonathan. No me di cuenta que había derramado algunas lágrimas, así que rápidamente las sequé para decir:

Estrella de cristalDonde viven las historias. Descúbrelo ahora