nightfall | jasper hale

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La semana siguiente fue demasiado tranquila, y al mismo tiempo muy tensa. Bella y yo acompañamos a Charlie al funeral de Harry Clearwater a dar nuestras condolencias. Jacob no estuvo ahí, y eso me benefició. No tenía ánimo de enfrentarlo. Conociéndolo, me habría reclamado como lo había hecho con Bella hace unas noches, recordándole a Edward un punto clave del tratado: ninguno de ellos podía morder a un humano. Jacob y la manada no entendían la situación, por supuesto. ¿En realidad preferirían que muriéramos?

Charlie seguía molesto desde que Bella llegó de Italia en los brazos de Edward. Le impuso el castigo más fuerte que nunca antes le había puesto: sólo podía ver a su novio a ciertas horas, y el resto del tiempo debía estar en casa. Él no quería que viera a Edward, pero Bella amenazó con irse de casa si se oponía a su relación. Después de que la mandó a su cuarto y me llamó, me senté frente a él en la mesa del comedor y esperé a su interrogatorio.

—¿Tú también vas regresar con él? —preguntó Charlie.

Suspiré. Ya sabía que me preguntaría aquello, pero eso no significaba que me sintiera más preparada para esta plática. A diferencia de Bella, yo no podía amenazarlo con irme de casa o armar todo un pleito. No tenía el corazón para eso. Mentirle me resultaba más fácil, así que eso hice.

—Sé que no estás feliz con esto, y lo entiendo —le dije con calma, poniendo las manos sobre la mesa—. Pero Jasper se tuvo que ir por el trabajo del doctor Cullen. Una relación a distancia no era muy buena idea. Pero ahora están de regreso, y queremos intentarlo otra vez.

Él asintió y frunció las cejas. Lo aceptaba, pero lo hacía como si lo estuvieran obligando.

—Promete ser amable.

—¿Con Jason? Puedo serlo —concedió, dudoso— Con Edward ni lo sueñes. Ni siquiera lo quiero cerca de esta casa.

Ignoré el cambio de nombre de Jasper. Sabía que en el fondo lo hacía a propósito para desahogar su irritación.

—Eso es con Bella.

Sabía que no iba a castigarme como a ella, porque técnicamente no había hecho nada malo. Sin embargo, sí sabía que lo que iba a pedirme sería como un castigo.

—Hablando de Bella, quiero pedirte algo —dijo con dificultad, sintiéndose incómodo. Miró a los lados, como si quisiera confirmar que nadie más pudiera escucharlo—. Habla con ella. Trata de...

—No voy a decirle que se aleje de Edward —aclaré.

Él gruñó por lo bajo.

—Creí que tampoco te agradaba.

—Créeme, tampoco estoy muy contenta con la idea de verle la cara a Edward después de lo que Bella sufrió —admití con una mueca—, pero no es mi vida y ella es una adulta. Si ella decide perdonarlo, es cosa suya, no nuestra.

El rostro de Charlie se volvió súbitamente decepcionado. Noté que había tenido la esperanza de que le ayudara a convencer a Bella de rechazara a Edward.

—Bien —aceptó a regañadientes. Luego, relajó su expresión—. También quería hablarte de Jacob.

—¿Qué es lo que pasa con Jacob? —pregunté entre los labios apretados.

—Bella me dijo que estás enfadada con él, y que no te preguntara al respecto, pero me preocupa —dijo apresuradamente—. Son amigos desde los ocho años.

—Yo no fui la que se comportó como una idiota —mascullé.

Charlie arqueó las cejas, interesado.