14. Béisbol

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—¿Por qué estás arreglada? —me preguntó Charlie— Es sábado. ¿No deberías estar en pijama, viendo los Simpson?

—Voy a salir —expliqué cautelosa, acomodándome la chaqueta—. Con Jasper.

Dejó la cerveza que tenía en mano, como si de repente le hubiera desagradado el sabor. Inhaló y exhaló, tratando de hacerse a la idea.

—¿Cuándo vendrá a recogerte? —preguntó por fin.

—Llegará dentro de unos minutos.

—¿A dónde te va a llevar?

Escuché los pasos de Bella bajando por las escaleras. Charlie la miró y arqueó las cejas al verla arreglada, lista para salir.

—Vamos a jugar béisbol con su familia.

—¿Tú también saldrás? —preguntó sorprendido.

—Sí, papá —habló Bella con voz nerviosa, pero tranquila.

Bella creía que lo peor ya había pasado conmigo, tras haberse enterado de que Jasper y yo éramos novios. Sin embargo, le dije que yo no estaría tan segura. Después de todo, yo no era su hija biológica.

—De hecho, debo contarte sobre... algo.

Pegué un salto en la silla y empecé a fregar los platos, tratando de mantenerme ocupada para alejarme de la conversación. Bella y Charlie hablaron sobre Edward más de lo que yo duré hablándole de Jasper. Se notaba peor que conmigo, como esperaba. Bella era su bebé, al fin y al cabo.

—Bien —contestó Charlie resignado—. Ya, ya. Me comportaré —aceptó ante las insistencias de Bella.

Escuché el rugido de un motor, y luego lo oí detenerse justo en frente de la casa. Sonó el timbre, Charlie se dirigió a abrir la puerta y yo lo seguí a un paso de distancia. Jasper estaba de pie, aureolado por la luz del porche.

—Entra, Jasper.

Respiré aliviada al ver que Charlie no se había equivocado con el nombre, después de cómo ayer lo llamó Jason y Jackson.

—Gracias, jefe Swan —dijo él con voz respetuosa.

—Llámame Charlie. Tengo entendido que vas a llevar a Juliet a jugar un partido de béisbol.

—Sí, señor, ése es el plan.

—Bueno, eso es llevarla a su terreno, supongo ¿no?

Charlie rio y Jasper se unió a él.

—Estupendo —dije, satisfecha de ver a Charlie portarse bien con Jasper—. Vámonos.

Volví al recibidor y me puse la bufanda sobre la chaqueta de aviador. Ellos me siguieron.

—No vuelvan demasiado tarde.

—No se preocupe, Charlie, la traeré temprano —prometió Jasper.

—Cuidarás de ella, ¿verdad?

—Le prometo que estará a salvo conmigo, señor.

Charlie no pudo cuestionar la sinceridad de Jasper, ya que cada palabra quedaba impregnada de ella.

—Ah, lo olvidaba: si pierde el partido y hace berrinche, sólo cómprale un chocolate. Eso la animará y hará que se le olvide; pero, sin importar lo que te diga, no le des demasiado. Mucha azúcar no la deja dormir.

Ambos rieron. Refunfuñé, pero me ignoraron. Jasper me siguió cuando salí. Me paré en seco en el porche. Allí, detrás del monovolumen de Bella, estaba el Jeep de Emmett.

nightfall | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora