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Como estuvo planeado, Bella se fue con Edward a Jacksonville para visitar a Reneé y alejarse de Victoria. Se fueron el viernes después de clases, y Charlie me fue a dejar a casa de Angela antes de irse con Billy a la Reserva. Aseguró que volvería a las doce, después del partido de futbol, y que me llevaría un poco del famoso estofado de Billy.
—¿Quieres que le mande saludos a Jacob?
—Dile que digo yo, que se puede meter el...
—¡Jules! —exclamó con tono de reprimenda, mirándome con el ceño fruncido en señal de desaprobación— Le diré que mandas saludos.
—Claro, no importa —dije, encogiéndome de hombros—. No es como si fuera a creerte, porque eso no es algo que yo haría y lo sabe.
Suspiró en rendición y no dijo nada más al respecto.
—¿Angela te llevará a casa? —me preguntó de nuevo.
Asentí con la cabeza.
—Sí, tranquilo. Te veo en casa, Charlie. Te quiero.
—Yo también. Diviértete... eh...
Sabía que sólo quería que le confirmara lo que íbamos a hacer.
—Viendo películas —le recordé, y él asintió.
Angela me recibió encantada. Hace dos días le había dicho que podríamos ver películas mientras terminábamos de escribir sus invitaciones para la graduación. Terminamos las invitaciones para cuando acabó la primera película, lo que fue un alivio para ella.
—Muchas gracias por ayudarme, Juliet —me dijo, suspirando—. Ya me dolía la mano.
—No hay de qué. Fue divertido tratar de copiar tu letra.
Ella sonrió, recordando todos mis errores en una hoja blanca en la que practiqué unas cuantas veces. Vimos otra película antes de que le pidiera que me llevara a casa. Jasper y yo habíamos hecho todo un plan para que no quedaran cabos sueltos.
—Nos vemos el lunes, Angela. Gracias por traerme —le dije antes de abrir la puerta del coche.
—Gracias a ti por ayudarme con las invitaciones. Hasta el lunes —se despidió sonriente.
Ella esperó a que yo entrara a mi casa y cerrara la puerta. Veinte minutos después de enviarle un mensaje a Jasper, tocaron la puerta. Me levanté del sillón, sin preguntar quién era, porque sabía que se trataba de él.
Al abrir la puerta, vi que estaba vestido cómodamente para la cacería. Llevaba vaqueros, una playera azul y una sudadera negra. Me ayudó a subirme en su espalda y miró alrededor, confirmando que ningún vecino o alguien pasando por la calle nos viera.
Decidimos que era riesgoso traer el Jeep, ya que alguien podría decirle a Charlie. Mike una vez me vio subirme a su coche y yo nunca lo supe hasta que lo confesó un día afuera del Carver Café. Ir a pie sería más seguro.
