16. El plan de escape

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Mantuve la cabeza baja, pero no podía cerrar los ojos, los tenía dilatados por el pánico. Llegamos al Jeep en un tiempo inverosímil. Edward se encontraba metiendo a Bella en el Jeep con furia contenida.

Jasper no esperó a que me bajara, sino que me tomó por la cadera y me pasó de su espalda a su abdomen, pero de inmediato me echó al asiento trasero con un cuidado y una rapidez que me sorprendió, incluso después de haberlo visto jugar béisbol. Se deslizó a mi lado y cerró la puerta.

Me rodeó con su brazo, usándolo como cinturón de seguridad, e inmediatamente se destensó.

—Son los mismos que asesinaron a Waylon Forge y al guardia en Maine.

—¿Qué? —casi grité, horrorizada.

Edward puso en marcha el Jeep. El motor rugió al encenderse y el vehículo giró en redondo para encarar el camino. El traqueteo fue mucho peor esta vez y la oscuridad lo hacía aún más aterrador. Jasper miraba por las ventanillas laterales con actitud vigilante, sin soltarme. Tomé su mano y noté cómo se relajaba y me daba un leve apretón, como si le ayudara a recordar que me encontraba ahí con él.

Llegamos a la carretera principal y entonces pude ver mejor por dónde íbamos, aunque había aumentado la velocidad. Se dirigía al sur, en dirección contraria a Forks.

—¿A dónde vamos? —pregunté.

Nadie contestó. Ni siquiera me miraron.

—¡Maldita sea, Edward! ¿A dónde nos llevas? —exigió Bella, que hasta ese momento noté lo alterada que se encontraba.

—Debemos sacarte de aquí, lo más lejos posible y ahora mismo.

No miró hacia Bella mientras hablaba, pendiente de la carretera. El velocímetro marcaba más de ciento noventa kilómetros por hora.

—¡Da media vuelta! ¡Tienes que llevarme a casa! —gritó. Luchó contra aquel arnés, tirando de las correas— ¡No! ¡Edward, no puedes hacer esto!

—He de hacerlo, Bella. Ahora, por favor, quédate quieta. Juliet, razona con ella.

Parpadeé varias veces, reaccionando entonces. La adrenalina se me subió. Bella peligraba todavía. No era cuestión de que un vampiro haya querido atacarla y asunto olvidado. Vendría por ella.

—Lo siento, Edward, pero Bella tiene razón. Tienes que devolverla a casa. Charlie llamará al FBI y éste se echará encima de todos ustedes. Tendrán que marcharse, y a partir de ese momento deberán esconderse siempre.

La idea de Jasper alejándose me puso nerviosa. Mi corazón empezó a darle golpes a mi pecho.

—Edward, dirígete al arcén —Jasper habló por primera vez.

Él lo miró con cara de pocos amigos, y luego aceleró.

—Edward, vamos a hablar de esto.

—No lo entiendes —rugió frustrado. Nunca había oído su voz tan alta y resultaba ensordecedora dentro del Jeep. El velocímetro rebasaba los doscientos por hora—. ¡Es un rastreador! ¿Es que no te has dado cuenta? ¡Es un rastreador!

Sentí cómo Jasper se tensaba a mi lado y me pregunté la razón por la que reaccionaba de ese modo ante esa palabra. Significaba algo para ellos, pero no para mí; quería entenderlo, pero no podía preguntar.

—Para en el arcén, Edward.

El tono de Jasper era razonable, pero había en él un matiz de autoridad que yo no había oído antes. El velocímetro rebasó los doscientos veinte. Jasper no hizo nada por alterar sus emociones, y no comprendí bien por qué.

nightfall | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora