8. Los fríos

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Era sábado, e igualmente Charlie tenía que salir a trabajar. Sin embargo, no se fue sin antes dejar un billete pegado en el refrigerador con una nota simple y comprensible: "desayuno". Tomé el billete con ánimo, visualizando y saboreando mis panqueques y malteada de fresa en el Carver Café.

—¡Bella! —la llamé, tocando la puerta. No respondió— ¿Bella?

Abrí y entré, esperando verla acostada y dormida todavía, pero su cama estaba vacía, y entonces escuché el ruido del agua de la ducha. Se estaba bañando. Habiendo decidido decirle sobre ir a desayunar cuando saliera del baño, me di la vuelta para salir e ir a arreglarme mientras tanto... cuando de repente noté un libro de tapa azul y dura con el dibujo de un indio, sin título. Fue imposible contener mi curiosidad, por lo que abrí el libro en la primera página y vi montones de anotaciones extrañas.

Los fríos, la bebida inmortal, demonios desmembrados, los no-muertos, velocidad, fuerza sobrehumana, piel pálida y fría, bebedor de sangre = VAMPIROS = LOS CULLEN.

¿Por qué Bella tenía una investigación sobre vampiros? ¿Qué tenían los vampiros que ver con...?

Releí las notas. Velocidad, fuerza, piel pálida y fría...

Abrí su computadora portátil, los nervios poniéndome los pelos de punta. Había muchas páginas abiertas, todas relacionadas con demonios de diferentes mitologías que se referían a la misma criatura: el vampiro.

—¿Juliet?

La voz de Bella me hizo girar a verla, pero ni siquiera sentí vergüenza por haberme metido en sus cosas. Estaba en shock.

—Dios mío. Bella, ¿qué es todo esto? —exclamé horrorizada, señalando el libro y las páginas de internet— ¿Te das cuenta de que investigas leyendas y cuentos de terror?

—¡Vamos, Jules! ¡No me digas que no crees que hay algo raro en ellos! Su piel es fría, incluso más pálida que la mía. Todos ellos se ven tan iguales y a la vez tan diferentes. ¡No salen al sol, no comen ni beben nada! Sus ojos cambian de color. Son veloces y fuertes. ¡Edward llegó a mi lado demasiado rápido y detuvo la camioneta con su mano! Juliet, no estoy loca —insistió—. ¿No ves cómo todo encaja?

Sí, tenía que admitir que muchas de las características encajaban, pero otras no. Jasper siempre tenía los ojos relucientemente dorados, y comía diario en la cafetería. Y en los días soleados... iba de excursión.

¡Dios! ¡Eran vampiros!

No, imposible. Tal cosa no existía, ¿o sí?

Qué ridículo. Por supuesto que no eran vampiros.

Entonces ¿por qué se me revolvía el estómago al pensarlo?

—Charlie dejó dinero para ir a desayunar —comenté con la boca seca, apartando la mirada del escritorio, que acusaba a los Cullen de ser vampiros—. Puedes tomarlo. No tengo hambre.

Fueron mis últimas palabras antes encerrarme en mi habitación el resto del día, en el cual me mantuve acostada y mirando al techo, deshaciéndome la cabeza con mis propios pensamientos atropellados.

¿Podían ser vampiros los Cullen? Luego estaba la pregunta más importante. ¿Qué iba a hacer si resultaba ser cierto?

¿Qué haría si Jasper fuera... un vampiro? Apenas podía obligarme a pensar esas palabras. Involucrar a nadie más estaba fuera de lugar, además de Bella. Ni siquiera yo misma me lo creía. Quedaría en ridículo ante cualquiera a quien se lo dijera, como Bella prácticamente había hecho cuando descubrí su investigación. Además, no era como si realmente tuviera deseos de contarle al mundo sobre eso. Ni siquiera era mi secreto, y en el caso de que las personas me creyeran, ¿qué le harían a Jasper? ¿Qué haría yo, que sabía la verdad?

nightfall | jasper haleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora