CAPITULO SEIS

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Empujo a Luzbel esquivando a Dixon que me ve confundido, al doblar en un pasillo suelto un enorme suspiro mientras me recargo en los casilleros. Ya no hay nadie deambulando por los pasillo, todos se fueron a sus respectivos salón, lo agradezco internamente.

—¿Por qué me cambiaste el nombre? —pregunta molesto —¿Luciano, en serio? Qué clase de horrible nombre es ese —suelto una pequeña risa —Si me ibas a poner un nombre tan feo hubieras escogido Luzbel que es lo mismo que Lucifer.

—Creí que te daba igual el nombre que usara.

—¡Pero no me refería a ese horrible nombre! —bufa molesto.

—Pues ni modo, de ahora en adelante serás Luciano —oculto la sonrisa cuando me voltea a ver molesto —Ve a dirección y haz que te admitan en los mismos salones que a mí.

Le tiendo mi horario, lo agarra de mala manera haciéndome reír.

—Luciano, que clase de horrible y pésimo nombre es ese —se aleja de mi refunfuñando como un niño pequeño —Yo ni siquiera quería venir a este lugar —no puedo evitar reír.

Es una suerte que todos ya estén en clases y no me hayan visto reír sola. Sonrío al recordar como obligue a Lucifer a venir conmigo al instituto.

—¿Por qué tengo que ir al instituto contigo? —murmura tendido en mi cama.

—Ya te lo expliqué, tienes la facilidad de meterte en problemas y no conoces la ciudad, podrías perderte o yo que se —alzo la vista de mi libreta para verlo —Ya está decidido iras conmigo mañana.

—Soy el diablo, no tengo porque ir al maldito instituto, ni siquiera sé que es un instituto.

—¿Lo dices en serio? —pregunto asombrada, asiente —Es la escuela lucifer, ahí aprendes cosas para poder entrar a la universidad y tener un excelente trabajo para no morirte de hambre.

—Soy inmortal, ni siquiera necesito comer —dice, despreocupado —No tengo porque preocuparme de eso, no necesito ir a la universidad ni al instituto.

Es un maldito inteligente, pero no dejare que vea que tiene la razón. Siempre debo tener la última palabra y esta vez no será la excepción.

Pasa un tiempo cuando vuelve a salir de la oficina. Observo su horario, es igual que el mío así que ponemos en marcha a nuestro salón.

Cuando estamos a punto de llegar al salón lo tomo de la mano deteniéndolo, me mira enarcando una ceja.

—Tranquila mujer, apenas voy llegando y ya me estas reclamando como tu propiedad —niega con la cabeza —Muy mal Mackenzie, ¿Dónde dejaste eso de compartir?

—¿De qué carajos estás hablando? —pregunto confundida —¿A caso te fumaste algo y no me di cuenta? —con su mano libre señala mi mano sujetando la suya

Si para idiota no se estudia y él ya me lo ha dejado claro. Sacudo la cabeza.

—Dejaremos algunas cosas claras ¿De acuerdo? —asiente con la cabeza —Uno: no dirás que te llamas Lucifer y que eres el rey del inframundo —abre su boca para quejarse, pongo mi mano delante de su cara formando un dos —Dos: no mostrarás tus alas ni nada de eso. De ahora en adelante serás un chico normal ¿De acuerdo? —asiente a regañadientes —Bien, ahora entremos.

Suelto su mano en el momento en que retomamos la caminata al salón, toco la puerta esperando, no tarda en abrirse dando paso a la maestra, nos dedica o, mejor dicho, me dedica una mirada molesta antes de revisar la hora en su reloj.

—Lleva diez minutos de retraso, Stone —se cruza de brazos, como la odio.

—Acompañe a mi amigo por su horario, es nuevo, se acaba de transferir a esta escuela y no quería que se perdiera entre tantos salones —la mirada de la maestra se dirige a Lucifer, cambiando radicalmente a una sonrisa llena de coquetería.

Luzbel en New York (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora