CAPITULO SIETE

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Luzbel y yo hemos decidido salir a caminar para así poder mostrarle la ciudad. Caminamos a paso lento ya que él está concentrado en los enormes edificio e incluso en las personas que pasan a su alrededor.

Tal vez y después de todo no me mintió, es cierto que no había salido desde hace mucho tiempo. Lo que no entiendo aun de todo esto es por qué ya no lo dejaron salir, porque decidieron tomar el control de las puertas del infierno.

Analizo su vestimenta, es toda de color negro y es cuando me doy cuenta de que ha estado vistiendo lo mismo durante todo este tiempo. Traigo conmigo un poco de dinero e incluso podría comprarle algo de ropa, obviamente de rebaja y yo conozco el lugar indicado.

Tomo su mano para guiarlo a la tienda de ropa. Es un buen sitio, tiene ropa bonita, moderna y barata. Es el lugar donde yo compro mi ropa, muy pocas veces he comprado ropa "cara" por decirlo de alguna manera.

Al llegar a la tienda me paro frente a la tienda, Luzbel se queda a un lado de mi viendo algo confundido la tienda.

—¿Qué hacemos aquí?

—Bueno, me di cuenta de que tienes la misma ropa desde que apareciste. He decidido que te comprare un poco de ropa.

Me ve confundido antes de asentir. Nos adentramos a la tienda, me pongo a buscar prendas que tal vez le puedan quedar, el solo me sigue por detrás viendo todo lo que hago.

Le muestro alguna que otra prenda y él solo niega o asiente. Me frustra un poco el que no diga nada y me estresa más el que quiera comprar solo cosas en color negro, ¿Acaso no puede usar un tono diferente?

Observo una chamarra color negro a la distancia y no dudo en ir por ella, dejando a Luzbel atrás. Me dirijo muy feliz con la chamarra para mostrársela a Luzbel, pero me detengo a unos metros de él. Una chica está a su lado sonriéndole de manera coqueta, lo extraño es que el luce incomodo y busca no sé qué cosa por toda la tienda.

Sus ojos conectan con los míos después de unos segundos, me ve de manera alarmante pidiéndome ayuda. Me acerco a él.

—Mira la chamarra que encontré —se la tiendo —¿Te gusta?

Mi vista se dirige a la chava que se encuentra un poco incomoda por la situación delante de ella. Le sonrío amable a la chica, ella me la devuelve, pero de manera nerviosa. La verdad es que quiero reírme, pero eso sería muy cruel de mi parte

—Si, esta genial

—Vi más por allá —sujeto su brazo —Vamos

Empiezo arrastrarlo por los pasillo hasta llegar a un pasillo retirado de todos

—¿Qué sucede contigo? ¿Por qué estabas tan nervioso?

—Esa chica se acercó a pedirme mi número, le dije que no tenía, pero no me creyó —analiza la chamarra —Después empezó a comportarse de una manera extraña.

Lo veo durante unos segundos antes de explotar en una enorme carcajada. No puedo creer que no se haya dado cuenta que una chica le estaba coqueteando, es simplemente gracioso. Él solo me ve a la expectativa esperando la explicación del porque mi risa.

—¿Qué es lo gracioso?

Dejo de reírme, pero aun mantengo la sonrisa en mi rostro. Poso mis manos en sus hombros.

—Lo gracioso es que esa chica te estaba coqueteando y no te diste cuenta.

—Bueno, pues ve y dile que no quiero que me coquetee.

Suelto otra risa, me ve molesto. Se da la vuelta dispuesto a irse, lo tomo del brazo impidiéndoselo.

—Luzbel, no puedo ir a decirle eso —lo jalo del brazo —Vamos a seguir buscando ropa.

Luzbel en New York (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora