CAPITULO DIEZ

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Salgo de la cafetería, recorro con la mirada a todos los alumnos que se encuentran circulando por los pasillos, pero para mí mala suerte ninguno de ellos es Luzbel.

Empiezo a morder mi dedo pulgar por los nervios, lo cual es estúpido porque ni siquiera es el motivo por el cual estoy nerviosa.

Una risita femenina proveniente de la parte trasera de los salones capta mi atención. Conforme voy caminando mi pasos van siendo mas silenciosos. No entiendo el motivo del porque me dirijo hacia allá, una parte de mi me obliga. Estoy a punto de doblar para saber que sucede, pero una voz hace que me detenga abruptamente.

—Escucha... —es Luzbel.

—Ashly —responde —Ya te lo repetí mucho.

Trato de agudizar mi oído, pero aun así no alcanzo a escuchar que es lo que Luzbel le dice. Saco un poco la cabeza del escondite viendo así a Luzbel pegado a la pared con Ashly casi encima de él.

Las manos de Ashly acarician el pecho de luzbel para luego subir y acariciar su rostro. El insecto esta solo pegado a la pared sin mover ni un solo musculo.

No entiendo porque me molesta tanto verlos así de juntos, verla a ella tocarle el rostro, me frustra. Inconscientemente mis manos se cierran en puños.

—Vamos Luzbel —le habla con coquetería —Nadie se va a enterar, solo será algo entre tú y yo.

—Ashly —le quita las manos de su cara —Yo no puedo darte lo que quieres, te pido de la manera mas amable que me dejes ir.

Y como si eso hubiera sido una invitación, Ashly se abalanza posando sus labios sobre los de luzbel. Me congelo ante lo que acaba de suceder.

Desde mi lugar no alcanzo a ver si le está devolviendo el beso, pero tampoco se ve que tenga intenciones de alejarla. Luzbel gira su cabeza a mi dirección. En un rápido movimiento meto la cabeza, me recargo en la pared con la respiración muy acelerada

Es un maldito idiota. ¿Me habrá visto?

POV. LUZBEL

Por el rabillo del ojo pude notar a Mackenzie intentando leer la nota desde su asiento, así que apropósito la puse debajo de la mesa para poder leerla.

Era una nota de una tal Ashly, decía que me esperaba atrás de los salones de clases a la hora del almuerzo, pero una pregunta no pudo dejar de cruzar por mi mente en todo momento...

¿Quién carajos es Ashly?

Cuando la campa sonó, salí lo más rápido que pude del salón de clases. Mientras más rápido acabe con esto más rápido podre irme para estar al lado de Mackenzie.

Después de lo del lago no puedo dejar de pensar en ella y en que pude haberla besado. Han pasado eones desde que no beso a una chica y moría de ganas porque fuera Mackenzie la primera en poder besar después de tanto tiempo.

No entiendo el motivo por el cual estoy tan centrado en ella y en todo lo que hace, muchas veces mi vista no puede despegarse de ella, es como si mis ojos tuvieran vida propia y en cualquier momento la estuvieran buscando.

Sumergido en mis pensamiento no me doy cuenta de que alguien se acercó. Me empuja quedando atrapado entre su diminuto cuerpo y la pared.

—Hola Luzbel —sonríe —Perdón por el retraso

—¿Tu eres?

—Ashly. En fin, te cite aquí para...

Ella sigue hablando, pero yo no estoy poniéndole atención. La observo con curiosidad, ni siquiera había notado que llevaba cinco minutos aquí parado esperándola. E incluso ahora que la veo, caigo en cuenta que es la misma chica que se pegó a mi brazo al entrar a clases.

—... es por eso por lo que deberías de ir a mi casa —concluye con lo que sea que estuviera diciendo.

—Escucha... —me quedo callado esperando a que me diga su nombre

—Ashly —responde, cansada —Ya te lo repetí mucho.

Sus manos empiezan a tocar mi pequeño, hacen un recorrido hasta tocar mi cara. He de admitir que esto está incomodándome ni siquiera sé que hacer para pedirle que se retire.

—Lo mejor será que busques a otra persona, yo no quiero ir a tu casa.

Después de intercambiar más palabras, tal parece que ella escucho una cosa totalmente diferente porque se abalanza sobre mi posando su boca sobre la mía. Me quedo parado sin mover ni una sola parte de mi cuerpo, para cuando caigo en cuenta lo que está haciendo giro mi cabeza viendo un mechón de cabello rojizo esconderse entre los salones.

Mierda

Tomo las manos de Ashly alejándola de mi con delicadeza.

—No vuelvas hacer eso en tu vida.

No sé en exacto como fue que lo dije, pero el rostro de la chica refleja asombro y un poco de miedo. La aparto y me dirijo de nuevo a los salones, pero al dar la vuelta ya no hay ni un solo rastro de la chica pelirroja que bien pudo ser Mackenzie.

POV. MACKENZIE

Al diablo con las clases. Le mando un mensaje a mamá diciéndole que no me encuentro muy bien por lo cual regresare a la casa a descansar.

Si la llaman así ya sabrá el motivo del porque desaparecí de la escuela. Camino por las calles de New York una vez más. El haber salido del instituto y caminar me ayuda a despejar mi mente de lo que acaba de suceder.

No puedo creer que estuvo a punto de besarme para después regresar y besarse con la fea de Ashly. Bueno, no es fea, para nada fea, incluso su piel es perfecta. A quien engaño, era obvio que iba llegar el momento en que algo así sucediera. Solo no puedo creer que haya pasado después de que él intento besarme a mí.

Me detengo en el semáforo esperando a que cambie para poder pasar. Volteo a mi alrededor analizando a las personas. De la nada poco a poco las personas empiezan a desaparecer de mi vista, incluso los que se encuentran en los carros.

Mi pulso se empieza acelerar. Empiezo a voltear a todos lados tratando de averiguar qué es lo que está sucediendo, pero todo ya está vacío. Solo se encuentran los edificios y los pocos autos parados sin moverse.

Sin perder más tiempo me echó a correr por las banquetas, cada tanto veo hacia atrás para saber si alguien me está siguiendo. Devuelvo mi vista al frente, pero algo cae delante de mí impactando en el suelo.

Por el susto me detengo, no calculo el como frenar que termino cayéndome raspándome las palmas de las manos en el acto.

Unos pies se posan frente a mí, aun tirada y temblando de miedo alzo la vista. No alcanzo a ver la cara del sujeto, pero si me percato de las enormes alas que salen de su espalda. En menos de un segundo una espada se posa bajo mi barbilla obligándome a levantarme lentamente.

Las palmas de mis manos arden, sé que están sangrando, siento el líquido caliente correr por mi manos. Al estar frente a frente del sujeto tengo que alzar la vista para poder ver su rostro. Tiene el cabello gris y sus ojos cafés me paralizan, con tan solo verlos me causan miedo.

Estoy en problemas

Luzbel en New York (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora