CAPITULO SEIS

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Trago saliva una vez más, no puedo hablar por los nervios y luego el estúpido de Sorath no me ayuda en nada, solo está quieto en su lugar viendo cómo me cago del miedo.

—Te he hecho una pregunta, ¿Cómo sabes de eso? —exige.
Tomo un profundo respiro tratando de controlar los acelerados latidos de mi corazón.

—Yo la vi en un sueño. Yo solo quiero sacar a Luzbel —cierro los ojos con fuerza —No me hagas daño por favor.

Me suelta, abro los ojos un poco. Se empieza alejar de mi mientras me inspecciona de arriba abajo, una sonrisa ladeada se apodera de sus labios.

—Así que tú eres esa Mackenzie —dice burlón —Lucifer ya me tiene harto con tu nombre, no hace otra cosa más que mencionarte.

Me sonrojo ante su comentario. El saber que Luzbel sigue acordándose de mi me hace saber que después de todo no me odia y eso me hace inmensamente feliz.

Aunque bueno, solo estoy suponiendo que dice cosas buenas de mí, porque hay una enorme probabilidad de que este insultándome por todo el infierno. De seguro debe de estarle diciendo a sus demonios que cuando vuelva a encontrarme va a matarme.

—No sabía que Luzbel hablaba mucho de mí.

—Como no vas a saberlo si te lo acabo de decir hace rato —dice Sorath.

La atención de Uriel pasa de estar en mi a Sorath, su mirada se enfoca a mas no poder en el demonio, que se mueve incomodo en su sitio. Tengo ganas de reír por como Sorath se encoje cada vez más en su lugar, como si quisiera escapar de la penetrante mirada de Uriel.

—Sorath —lo mira de arriba abajo —¿Qué haces aquí?

—¿Aquí en la tierra? No lo se —se hace el desentendido —No tengo la menor idea de que hago aquí, ni como fue que logre salir.

Uriel lo analiza un poco más antes de posar su mirada una vez más en mí, causando que me estremezca. Se pasea por mi pequeña habitación viendo todo, ¿Por qué siempre que invoco a alguien tiene que analizar mi habitación?

Se detiene a pocos pasos de mí, ahora es a mí a quien analiza de arriba abajo. Su mirada se centra en mi cabello mas tiempo de lo necesario.

—¿Te pintas el cabello?

Su pregunta me desbalancea. Trato de no tomármelo a mal, pero vaya que es inevitable, claro que no me tiño el cabello, es mi jodido color natural ¿Es que acaso no está viendo bien?

—No, es mi color natural —digo de manera brusca.

No es la primera vez que alguien me pregunta eso. Cada vez que alguien dice que mi cabello es teñido me enojo demasiado, es como si nunca en su vida hubieran visto una pelirroja natural.

Vacila durante unos momentos, pero al final solo termina asintiendo.

Se forma un enorme silencio en el que Sorath está acostado en mi cama como si nada pasara, Uriel toma asiento en la silla frente al escritorio mientras no aparta su mirada de mí, yo solo me quedo parada frente a mi cama.

Se supone que lo traje para que me diera la estúpida piedra, no para que se quedara a observarme, si eso es lo que quiere le regalo una foto y ya está.

Ya harta de la situación decido romper el silencio.

—Me darás la puta piedra o no —digo tajante.

Parece que no se esperaba mis palabras o tal vez solo no creía que le hablaría de una mala manera, pero he de admitir que me siento genial hablarle así a alguien tan jodidamente poderoso.

Luzbel en New York (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora