CAPITULO OCHO

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POV. LUZBEL

Tonta Mackenzie, cree que puede venir a decirme a mí lo que puedo y no puedo hacer en este tonto instituto al cual no quería venir desde un principio. Pero aquí me encuentro, protegiéndola de cualquiera que pueda o quiera hacerle daño, es mi manera de ofrecerle mi eterno agradecimiento por sacarme de las profundidades del infierno y ¿Así es como me retribuye el que la defendiera?

A paso rápido me dirijo a la parte trasera de los salones, suelo venir aquí cuando no estoy alrededor de ella cuidándola, que para empezar esa no es mi obligación, soy el jodido príncipe de las tinieblas, no una maldita niñera. Una corriente de viento hace que me tense.

Lo que me faltaba

Me doy la vuelta topándome de frente con la persona que menos quería ver, meto las manos a mis bolsillos mientras lo detallo de arriba abajo, sonrío.

—Que gusto verte en estos tiempos, Gabriel.

—¿Qué haces aquí lucifer? —pregunta fastidiado.

Suelto una risa, volteo a mi alrededor antes de fijar mi vista en él.

—¿Aquí en un instituto? No lo sé, Gabriel —digo, sarcástico —¿Qué no es obvio? Estoy estudiando.

—No estoy para tus bromas, Lucifer —especta molesto —Tu no perteneces a este mundo —mi sonrisa se deshace.

—En ese caso, ¿En dónde pertenezco?

—Al infierno por supuesto. Será mejor que regreses antes de que mis hermanos vengan por ti y te devuelvan ellos mismos.

—Claro, ve al paraíso a decirle a mis hermanos que aquí los estaré esperando —extiendo los brazos —Vuela paloma mensajera.

En menos de un segundo la punta de su espada está presionando mi cuello, puedo sentir como hace presión, ¿Se supone que debería estar temblando del miedo? Suelto un resoplido aburrido.

—Haz estado trabajando en tu velocidad, muy bien —sonrío —tienes diez.

—Esto no es un maldito juego, Lucifer. Será mejor que regreses por tu cuenta o...

El ruido de mi teléfono lo interrumpe, le hago una seña con la mano indicándole que me dé un segundo. Saco el teléfono de mi bolsillo, respondo.

—Príncipe de las tinieblas, con quien tengo el gusto —Gabriel me mira desconcertado.

Luzbel, soy Mack. Las clases están a punto de empezar ¿No vas a venir?

—Oh, hola, Mackenzie —sonrío —Me temo que no podré asistir, acabo de tener una muy inesperada visita.

¿Todo está en orden? Digo, si quieres puedo ir a verte y...

Gabriel toma el teléfono lanzándolo lejos de mí, maldición, Mackenzie se enojará por eso.

—Vamos Hermano, Mackenzie me matara por eso —presiona su espada en mi cuello un poco más.

—¿Acaso este es un juego para ti, lucifer? —aprieta su mandíbula —No me importa quien sea Mackenzie. Tienes que regresar al infierno inmediatamente.

Ya hastiado de esta situación lo empujo provocando que de unos cuantos pasos atrás, que fastidio no llevo mucho tiempo aquí y ya me quieren regresar.

—Eres la peor paloma mensajera que he visto —digo alisando mi ropa —Ya dime el maldito mensaje de una jodida vez, palomita —bramo furioso.

—No soy una paloma mensajera —me señala —Tienes un mes para irte de aquí sino atente a las consecuencias.

Luzbel en New York (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora