CAPITULO DOS

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Me dieron de alta esta mañana, se supone que lo iban hacer ayer, ya que había despertado, pero después de mi episodio dijeron que era mejor que me quedara una noche más.

Ahora me encuentro en casa, recostada en mi cama. Los pensamientos no tardan en venir a mi mente.

No puedo creer que realmente mandé a Luzbel una vez más al infierno. No puedo creer que la última vez que lo vi fue cuando se hizo pasar por un amigo de la escuela. Y lo que no supero es que todo lo que sucedió al volverlo a sacar haya sido parte de mi imaginación, ese día en que Gabriel me dio la extraña piedra no fue real.

Todo apesta, apesta la vida real y lo que más apesta soy yo, por no tener el suficiente valor para afrontar que no todo fue su culpa. No debí de pedirle que se fuera.

El sonido de la puerta siendo tocada, me saca de mis pensamientos. Veo a mamá entrar a la habitación con suma delicadeza, lo cual es un poco extraño.

Se queda de pie en medio de la habitación viéndome extrañada. No negaré que su mirada empieza a inquietarme un poco.

—Hola mamá.

—Hola Mack —sonríe nerviosa —Yo quería preguntarte algo.

¿Por qué está nerviosa? Asiento incitándola a que continúe. Se acerca a mi, dejándose caer en la cama. Posa sus manos en sus piernas de manera delicada.

—¿Quién es Luzbel?

Me sorprendo ante su repentina pregunta. No se anduvo con rodeos, cosa que con normalidad hace, solamente dejó caer la pregunta así sin más.

—¿A qué se debe la pregunta? —digo, nerviosa.

—Ayer me preguntaste por él. No entendía a qué te referías, le pregunté a Dixon, pero él tampoco sabía nada. Hasta que… —pasa saliva —Uno de los doctores me preguntó por qué mencionabas a Lucifer.

Mierda, mierda y mil veces mierda.

Los nervios empiezan a recorrer mi cuerpo. No sé qué le voy a decir, me siento como la primera vez que los vi juntos en la cocina. Juego con mis manos como si fuera lo más normal, espero y no se dé cuenta que estoy nerviosa.

Me mira impaciente por una respuesta, que claramente no tengo. No puedo decirle la verdad, me llamara loca y me encerrará en un psiquiátrico o tal vez me mande a la iglesia a qué me sacrifiquen por pecadora.

Bien, estoy exagerando.

—¿Yo mencioné a Lucifer? —me hago la desentendida.

—Si, y quiero saber porque lo hiciste —murmura —En esta casa no somos muy religiosos, pero me preocupa que lo hayas mencionado.

Estoy a punto de responder, pero su teléfono suena haciéndome saber que tiene una llamada. Se levanta para ir atender, pero antes de salir me lanza una mirada y sé que la conversación no ha terminado.

Sale de la habitación y me dejo caer en mi cama soltando un enorme suspiro, estuvo muy cerca.

***
Me despierto con un dolor de cabeza, ni siquiera supe a qué hora me quedé dormida. Toda la habitación está oscura, lo que significa que ya es de noche.
Checo la hora en mi teléfono y son las 8:00 pm. Me desconcierta un poco que mamá no haya venido a despertarme para cenar.

Salgo de la habitación, pero todo está a oscuras, lo que significa que se ha ido a trabajar. Bajo a la cocina para comer algo, hay una nota en el refrigerador.

Turno de noche y de día, nos vemos mañana por la noche.
Dejo la nota en su lugar. Como no tengo muchas ganas de cocinar decido hacer lo más fácil, un huevo.

Luzbel en New York (Editando)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora