Capítulo 8

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Tanjiro despertó antes del amanecer para ver hacer una visita sus hermanas ya que ese día tenía entrenamiento de recuperación, Tanjiro camino en silencio por los pasillos para no despertar a nadie, al llegar abrió con suavidad por si es que estaban dormidas, y así fue.

Tanjiro sonrió enternecido de ver a sus hermanas así pero su sonrisa se borró al detectar un leve aroma, uno que se le hacía familiar, se alertó por pensar que alguien más había entrado, quizás para asesinar a sus hermanas, no era el olor de Shinobu ni de Aoi o Kanao, ni siquiera alguna de las niñas.

Se movió por la habitación tratando de captar mejor el olor pero ya había pasado tiempo y este comenzaba a desvanecerse casi por completo.

--¿Tanjiro?.-- hablo somnolienta Akiko, al ver a su hermano que parecía buscar algo.

--¡Akiko!.-- Tanjiro mostró sorpresa y sobresalto.

--¿Buscas algo?.-- dijo la mayor incorporandose un poco.

--¡Sí!, digo, ¡no!, bueno....-- no sabía cómo explicarle y tampoco quería alertar a su hermana.

--Tranquilo.-- murmuró Akiko.-- Dime.--

Tanjiro se acercó a ella y acaricio sus cabellos tan parecidos a los de su madre.

--Habia un olor extrañó.-- murmuró.-- Me asuste pensando que alguien había venido por ustedes, a hacerles daño.-- Tanjiro de improviso la abrazo y Akiko correspondió para agitar aquel alborotado corazón.

--Tranquilo, salí esta noche a dar un paseo, me encontré con un viejo amigo, me estaba quedando dormida y me trajo aquí.-- explico, Akiko olfateo el aire y si había leve rastro de que Renguko había estado allí.-- Además, Tanjiro, protegeré a Nezuko de los que le quieran hacer daño, descansa tranquilo, no nos sucederá nada.--

Y esas simples palabras reconfortaron el corazón del cazador, quien suspiro soltando sus temores, creía ciegamente en sus hermanas.

Akiko tarareo una melodía, lo solía hacer cuando Tanjiro era pequeño y tenía algún miedo, también con Nezuko y el resto de sus hermanos, de alguna forma tranquilizaba a todos, Tanjiro sintió una invitación a arrullarse allí mismo ya que se sentía aún más tranquilo, una paz que le daba su hermana.

--¿Mejor?.-- murmuró la mayor.

--Sí.-- dijo también en un murmuró.-- Hoy comienza mi entrenamiento de recuperación, daré lo mejor de mi.-- dijo tranquilo pero con más motivación.

--Te estaré apoyando.-- Akiko sentía que los ojos le pesaban.

--¿Oneesama?.--

--Lo siento, me siento cansada.-- susurró.

--Descansa Oneesama.-- susurró Tanjiro mientras la ayudaba a recostarse en la cama, dejo un beso en su mejilla y uno en la frente de Nezuko y volvió a su habitación.

El día había empezado bien, al llegar a su cuarto noto que amanecía, y deseo nuevamente que sus hermanas volviera a a caminar bajo un cielo azulado.
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Renguko se levantó con energía cuando algo un el sol salió, se vistió y dirigió a la cocina, comenzó a preparar el desayuno para su hermano y su padre antes de irse a entrenar.

Renguko sentía las energías completamente renovadas, se sentía mas optimista y entusiasta de lo usal, incluso tardaba una melodía de forma alegre.

Senjuro veía a su hermano más alegre e enérgico y cocinando mucha comida, tarareando una melodía.

Estaba desconcertado, ¿que había pasado para que Kyojuro estuviera de tan buen humor?.

Su hermano siguió observando en silencio sin anunciarse aún.

Ojos color fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora