Capitulo 23

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Silencio.

Ahí donde calla la voz, antes que alguna nota  vibre, que el timbre tu voz rompa los silencios.

Antes de emitir una palabra, antes de expresar a viva voz tu sentir y ideas, siempre esta el silencio, tan presente y reflexivo que evoca antiguos recuerdos, alegres y tristes pero todos atesorados, el silencio tan intimo, como un testigo siempre de aquellos momentos donde la conversación muere, por una discusión, por un silencio cómplice y compartido, por la incertidumbre del momento.

Tan confidente en aquellos momentos, donde crees que nadie mas te escucha ahí esta.

Donde tu voz es tan pequeña que, crees que nadie escucho ese pequeño susurro.

Yoriichi amaba el silencio, estaba muy cómodo en el, podía disfrutar tantas cosas sin hablar,  y es que al ser educado como monje aprendió a apreciar la vida y la naturaleza misma, a protegerla y no dañarla, entender el ciclo que se tenia, vivió muchas cosas en ese silencio al igual que muchos  dolores, sin embargo nunca se arrepintió de tener esa vida, pocos son sus arrepentimientos, sin embargo no por ellos eran menores ni dejaban de atormentarlo.

Yoriichi sabia que podía cruzar, ahí donde inicia el ciclo de reencarnación, pero realmente no lo deseaba, sentía que no lo merecía, y nadie podía obligar a un alma continuar si no lo deseaba, estaría eternamente vagando en la transición de si ciclo, por que, el haber dejado vivo a Muzan y permitir que  Michikatsu se volviera demonio es algo que no se lo  perdonar a si mismo, debió haber tomado venganza cuando pudo por la muerte de su esposa y de su bebé.

Evitar que mas personas salieran lastimadas, si tan solo él hubiese acabado con su vida quizás su hermano no seria un demonio.

Sabia que tenia las habilidades para derrotar a Muzan pero no lo hizo, y ahora sufre por que lo dejo vivo, por que cada día que Muzan este en el mundo, habría cada vez más gente lastimada como la joven que tenia a su lado.

Jamás pensó que alguna mujer de la generación de los Kamado sufriera el mismo destino que otras muchas personas por culpa de los demonios y no solo eso si no que también dos de las descendientes se convirtieran en demonios, pero ahí estaba una, entablando una conversación con él.

Realmente se parecía aquella bebé que había conocido, regalándole sus risas y sonrisas, el ver que la familia había conservado su respiración le daba un sentimiento extraño en el pecho, un calor que le hinchaba el corazón, de un sensación de emoción hasta conmoverse, el haber conocido a los Kamado,  fue de los momentos breves que le dieron de paz cuando se sentía perdido, había sido uno de los  recuerdos que más atesoraba.

Yoriichi volvió su conversación hacia la Kamado que estaba esperando.

--¿Cómo decías?.-- se había perdido en la maraña de pensamientos que tenía.

Akiko lo miro con gentileza pues había notado que estaba distraído, pensó que se trataba de la pregunta que le acaba de hacer y por ello estaba meditando la respuesta.

Trato de retomar la conversación. 

--Yoriichi-san sabe mucho de demonios, ¿no?.--

Lo sabía, había sido el cazador más fuerte, poseedor de la primera espada que exterminaba demonios, y creador de la primera técnica de respiración, creando una  técnica especifica para destruir a Muzan.

--Solo lo que todo cazador sabe.-- respondió.

Y aún así se avergonzaba no haber cumplido su deber como cazador.

Akiko lo miro, era la misma cara que ponía uno de sus hermanos, exepto Tanjiro para mentir.

Tanjiro no sabe mentir.

Ojos color fuegoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora