Capítulo 21; Realidad

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Me congelé completamente, mis hermanos no deberían estar aquí, pero estaban al otro lado de la puerta esperando que les abriera. En ese momento pensé que fingir no escuchar el timbre sería una mejor opción, pero si no abría la puerta eran capaces de entrar por la ventana.

–¿Ciro? ¿Baco? ¿Q...qué hacen aquí? –pregunté al abrir la puerta viendo dos rostros familiares perfectamente ataviados.

–El jefe nos mandó para ver tu progreso –contestó el primero.

–¿El jefe? –habló hoyuelos desde la sala.

Mierda, me había olvidado que hoyuelos nunca se queda callado.

¿Hay un chico adentro? –se alarmó Ciro mientras pasaba a mi lado entrando a la casa sin saludarme.

Una sonrisa burlona apareció en el rostro de Baco quien seguía parado en el tapete que adornaba la entrada. Subió las cejas y movió su boca susurrando algo, algo que estoy muy segura fue Di Maggio.

–Ja ja ja –fingí reírme por su chistecito justo antes de regresar a la sala para evitar un desastre.

Un desastre que estaba a punto de ocurrir.

–¿Dos chicos, Electra? ¿Te gustaría explicar? –dijo Ciro con sus manos sujetando la nuca de ambos de una forma algo amenazante haciendo que quedaran de frente a mí, como dos delincuentes a punto de ser ejecutados por sus crímenes.

–¿Qué diablos? Al que le gustaría una explicación es a mí –gruño Di Maggio mirándome.

–¿Dónde está Dawson? –preguntó la voz grave de Baco detrás de mí.

Tantas preguntas se mezclaron en mi cabeza y no ayudaba el hecho que tanto Mason como hoyuelos escucharon que el jefe los mando a ver mi progreso.

¿Cómo iba a salir de este enredo?

Si en este momento empezara un apocalipsis zombie o un meteorito se dirigiera a la tierra, no me quejaría.

Podrías soltarlos de una vez, yo sé que parecen, pero no son animales, Ciro –dije con seguridad causando que los soltara aunque siguiera bufando como toro enojado.

–Gracias, guapa, también te quiero –comentó el rubio con sarcasmo.

–Solo venían de paso y ya se iban ¿verdad, chicos?

–Si, nos vemos el lunes –se marchó Mason sin protestar.

Dirigí mi vista a Di Maggio esperando que siguiera el ejemplo del castaño, pero lo único que conseguí fue una mirada maliciosa.

–Solo estabas de paso ¿cierto? –repetí con intención de que captara mi indirecta y saliera de ahí, pero no lo hizo.

–Tú debes de ser Di Maggio –lo apuntó Baco con toda la tranquilidad del mundo.

Trágame tierra y escúpeme en China o Rusia, el Ártico o en el Timbuctu.

Donde sea menos aquí.

Me halaga que sepas quien soy, pero para tu desgracia Electra no me ha hablado de ti –comento el rubio con superioridad.

Si Ciro ya estaba molesto, después de escuchar eso no tenía palabras para describir su actitud.

–Son mis hermanos, Di Maggio –le informé antes de que pudiera decir alguna otra estupidez.

Desde donde estaba logré ver sus como se daba cuenta de que había metido la pata.

–En ese caso, soy Perseo Di Maggio, amigo de Electra –estiró su mano hacia Baco en afán de presentarse, a lo que mi hermano le siguió el juego –. Mucho gusto.

Colisión InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora