Capítulo 37; Ganar

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Ahí estaba, a un solo paso de lo que tanto anhelaba, de lo que por fin demostraría que no era la niña tonta de mi familia.

–Es muy simple yo distraigo, tú consigues la evidencia –miré al castaño quien me ayudaba a caminar por el pasillo rocoso.

–¿Y como voy a conseguir la evidencia?

Se volteó hacia mí después de tocar el timbre, aflojándose un poco la corbata negra alrededor de su cuello, que combinaba con el traje que llevaba puesto y resaltaba contra su camisa blanca.

–¿Necesitas que te explique todo con peras y manzanas? –me burlé quitando sus manos y ajustando su corbata.

Con la noticia de que solo necesitábamos probar la culpabilidad del alcalde mi padre aceptó que me quedara para navidad. La idea no les agradó a mis hermanos, pero como siempre ninguno se atrevió a enfrentar la decisión del jefe.

–No lo sé, depende de como sea la explicación –sonrió de manera coqueta.

–Cállate –rodeé los ojos.

Tocó el timbre y la misma sirvienta de la vez que vine a dejar los micrófonos abrió la puerta, dejándonos entrar. Y nos guió por el pasillo hasta llegar a la espaciosa sala.

Se encontraba justo como la recordaba, solo que estaba decorada al igual que el resto de la casa.

La chimenea estaba rodeada de guirnaldas, la mesa de centro tenía varias figurillas y unas cuantas velas aromáticas, los sillones blancos eran contrastados con cojines color rojo y verde.

Era el balance adecuado entre la perfección y la elegancia, justo como Di Maggio hacia que todos lo vieran.

La sala estaba llena de varios conocidos, muchos de ellos se encontraban en la lista de sospechosos en un principio.

Rosie, Anne Rose, Matt Smith y Bryan Taylor. Cada uno acompañado de sus familias, desde adultos mayores hasta niños corriendo de un lado a otro.

Ubiqué a Di Maggio hablando con su hermano, quienes resaltaban entre tanta gente por su característica perfección.

Caminé hacia él y una vez que estuve cerca, toqué su hombro suavemente, llamando su atención y causando que se diera la vuelta.

–Hola –lo saludé examinándolo de arriba a abajo.

–Hola –se le iluminó la cara al verme.

Su atuendo era completamente negro, lo único que resaltaba era su anillo dorado en el dedo medio. El traje le quedaba a la medida, se ajustaba en los lugares justos, resaltando todos sus atributos.

–Te ves he..hermosa –tartamudeó después de unos segundos de estar analizándome, igual que yo hice con él.

Nos quedamos así, mirándonos por unos segundos más hasta que Achilles carraspeó.

–No sabía que te había comido la lengua el gato, Perseo –se burló Dawson.

–No fue precisamente el gato quien me dejo sin lengua –le contestó con una sonrisa ladina, mirándome.

Aquello incomodó al castaño, causando que se excusara y fuera por una bebida junto con Achilles.

–Ven, te presentaré a mis padres.

Me tomó de la mano y me condujo entre la pequeña multitud. De camino nos encontramos a Will y a Jacob, pero solo los saludamos, no nos detuvimos a charlar.

Llegamos a la esquina del salón donde se encontraba el señor y la señora Di Maggio y les pidió su atención.

La señora vestía un hermoso jump suit verde que resaltaba sus ojos del mismo tono, sus largos aretes dorados colgaban a la altura de sus hombros.

Colisión InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora