Capítulo 12; El enojo y el cariño

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P.O.V. Perseo

Dos horas antes de la pelea entre Jade y Electra

Después de bajar las escaleras al terminar con Jade, cada uno se fue por su lado.

Caminé un poco hasta llegar a Jacob, quien estaba ligando con una chica de estatura promedio, y como no me apeteció molestar, seguí caminando hasta llegar a Will.

Sin embargo él también estaba ocupado, bailando sensualmente con una rubia en la improvisada pista de baile en medio del patio.

Por lo que estaba solo.

Di una vuelta, saludando a varias personas, para después desviarme al baño y regresar encontrándome con que Will ya estaba desocupado.

–Siempre has sido rápido –lo miré divertido.

–Idiota –bufó enganchando su brazo sobre mis hombros y dirigiéndonos al patio de nuevo.

Donde de alguna forma terminamos lanzando pases con un balón de americano. No supe en qué planeta era normal ponerse a jugar americano en medio de una fiesta mas no me quejé.

Menos cuando que vi a cierta castaña se encontraba cerca.

Después de mi encuentro con ella y de ir por el balón, Jacob, Will y yo empezamos a jugar Beer Pong con la chica con la que el pelirrojo habló un rato antes.

El primer juego la ganamos el pelinegro y yo, al igual que la segunda ronda, pero todo se fue al demonio cuando la vi.

Todo iba bien hasta que la vi.

Bailaba al ritmo de la música como si no hubiera un mañana, como si estuviera sola o no le importara lo que los demás pudieran pensar. Se veía algo diferente mientras se dejaba llevar, aunque igual de espectacular como siempre.

Toda ella se veía hermosa.

Ella es completamente hermosa.

Desde el día que me crucé con ella me cautivó, tal vez su esencia o su forma de ser.

O sus ojos cafés claro, casi miel.

O la forma en la que su voz pronunciaba mi apellido, o como me llamaba hoyuelos.

Tragué saliva sin saber que coño estaba pensando.

–Imbécil, concéntrate –dijo mi compañero de juego, dándome un zape.

–¿Q...qué? –pregunté tratando de alejar mi mirada del magnetismo de Electra.

–Van dos juegos perdidos por tu culpa.

–¿Dos? –cuestioné confundido sin dejar de ver a la chica que inundaba mis pensamientos.

Mi problema empezó cuando alejé un poco la vista de ella y noté que no estaba bailando sola.

Estaba con Mason y con Sean.

La voz de mi amigo se dispersó al advertir ese sentimiento extraño que sentí en el supermercado por primera vez, ese algo que jamás había sentido volvió a aparecer dentro de mí.

De un momento a otro me enfurecí y en un tonto impulso di un paso en su dirección.

–Hey ¿qué crees que haces? –expresó Will desubicado, obstruyéndome el paso con una mano en mi pecho.

–Nada –contesté de inmediato.

–Te toca tirar –señaló los vasos.

Aquella pequeña conversación me acarreó de vuelta al mundo y de alguna forma mi furia se transformó en algo parecido ansiedad, llevando a que mi cerebro pensara que lo más coherente sería tomar todos los vasos rojos que todavía tenían bebida, fueran de lo que fueran.

Colisión InevitableDonde viven las historias. Descúbrelo ahora