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Abandonó la escuela dos horas antes, Yibo regresaría a casa alrededor de las siete de la noche, él quería tener todo listo para cuando su esposo llegara. Puso manos a la obra y comenzó a preparar el arroz, las albondigas y esa olla caliente de caldo picante que tanto les gustaba. Preparó unos dulces caseros con las frutas que la señora Cao le había enviado con JunXiang, al probar todo se sintió satisfecho, seguía luciendo como vomito de dragón, pero sabòa bien y eso era lo importante.

Estando la comida lista se dispuso a decorar, quería iluminar tenuemente con velas, pero a falta de velas terminó iluminando su pequeño comedor con una serie de luces que Yibo compró un año antes para decorar la casa por la navidad.

Mientras se duchaba, recordaba la mañana que se despidieron, esperaba que esta noche pudieran terminar lo que inciaron ese día.

Ahora vivían en una zona habitacional y no en una zona comercial, por lo que no tenían la misma libertad que tenían anteriormente cuando no había vecinos.

El sonido de la puerta abriendosé lo sacó de su trance y se lanzó a recibir a Yibo.

-¡Bienvenido a casa! --Se avalanzó sobre él sin reparo.

-¡Espera, puedo perder el equilibrio!

Cuando se separó notó todas las cosas que Yibo traía consigo, maletas, bolsos de compras y varias prendas de ropa encima.

-Pareces un árbolito de navidad -dijo divertido.

-Vaya, vengo llegando y ya estoy siendo comparando con árboles.

-Disculpa --bajó la cabeza --te extrañé tanto.

-Yo también --Yibo lo tomó de la cintura y lo elevó --no sabes las ansias que tengo de encerrarme contigo todo el fin de semana.

-¡No, bajáme! Primero la cena.

Había puesto sangre y sudor en su comida como para que Yibo la despreciara.

-Esta bien, ¡Vamos a cenar! Me muero de hambre.

Con un buen humor se diriguió a la cocina para llevar hasta la mesa todo lo que aun estaba caliente, no en exceso, estaba en su punto exacto donde no era ni fría ni te disolvía los labios por el calor.

Al llegar al comedor con las manos ocupadas lo primero que observó fue que que una de las dos sillas dispuestas ya no estaba por ningún lado.

-¿Qué paso con la otra silla? --cuestionó a Yibo mientras acomodaba los platillos.

-No la necesitamos, esta noche solo quiero tenerte cerca, ven --Yibo golpeó su muslo derecho haciendole una clara invitación a tomar asiento sobre él --si me alimentas estaria bien.

Haciendo pucheros tomó asiento sobre el otro hombre --Usa tus propias manos.

-¡No, me malacostumbraste, hazte responsable!

Suspiró, tomó un poco arroz y lo llevó hasta la boca de Yibo.

-¿Esta rico? --esto era lo realmente importante.

-¡Mmn mmn!

-Tomaré eso como "esta delicioso"

La cena fue perfecta, JunXiang tenía razón.

Estuvieron un par de horas conversando sobre las cosas que Yibo había hecho en Japón, cosas que ya había escuchado pero que podría escuchar cien veces mas, amaba la voz gruesa del hombre frente a él.

Luego de ver sus obsequios traídos desde el país vecino fue el turno de agradecerle por estos, o darle la bienvenida, de cualquier manera pagaria con la misma moneda corriente.

After The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora