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-¡Profesor Xiao! --alguien le gritó desde el final del pasillo

-Profesor Chen, ¿puedo ayudarlo en algo?

El hombre avanzó rápido hacóa Zhan --Toma esto --tomó su mano y le colocó un pequeño empaque de tela.

-¿Esto...

-Es un amuleto de la buena suerte, la señora Wang me habló en año nuevo de sus planes sobre adoptar un niño, creo que fuí un poco duro esa noche, dije cosas que no debía, sin embargo... confió plenamente en que lograras lo que te propongas, se que es solo superstición, pero mi madre es de verdad creyente de estos objetos.

Zhan apretó ese saquito de tela --Gracias, no se disculpe por aquella ocasión, prometo no apartarme de el --sacudió el objeto frente al otro hombre.

Era el primer día de los nuevos cursos, muchos estudiantes nuevos, muchos viejos continuando con sus ganas de aprender mas, una de ellas fue Rose; que, aunque a ZhuoCheng le dolía admitir, era de sus mejores alumnas, Yibo tenía razón al decir que cantaba como los angeles. La escuchó durante la última clase de canto antes del año nuevo.

Cuando Zhan se enteró que había vuelto a inscribirse no pudo evitar regocijarse, no por ella, sino porque sabía que si Rose seguía asistiendo a la escuela Yibo tendría que recogerla.

A decir verdad si queria verlo, tenía un mes que ya no supo mas de él, pero ahora con un año nuevo en puerta y un amuleto de la buena suerte podría tener el valor de pedirle su número de telŕfono si volvía a toparse con él a la salida.

Esa tarde trato de arreglarse el cabello un poco, se puso una crema hidratante para que su cara no se viera reseca con el frío y se humedecio los labios con su lengua.

Avanzó con plena confianza y seguridad hacía la entrada, antes de salir su pecho ya había comenzado a apretarse.

El auto de Yibo no estaba por ningún lado.

Se quedo parado en la calle un rato, trato de buscar el vehículo con la cabeza y nada.

Todas sus esperanzas se esfumaron cuado vio a Rose tomar un taxi privado, esos que se piden eesde una App; esto quería decir que no vería a Yibo ese día.

Tampoco los siguientes, pasaron dos semanas y no había rastro de él.

Esas semanas Rose estuvo tomando un taxi, a exepción de dos ocasiones donde fue recogida por un grupo de niñas que parecian ser sus amigas y otro día donde una mujer madura llego por ella, debia ser su madre, ambas eran muy parecidas.

Y de Yibo nada.

Un día estaba en la maquina expendedora de dulces, sacando una barra de granola, cuando la niña pasó a su lado, hablaba con otra de las alumnas de canto y Zhan escuchó con claridad cuando la otra niña preguntó por Yibo.

-¿No he visto a tu novio?

-Ya no es mi novio.

-¡Que lástima!, era tan guapo.

Su barrita había caído, ya no tenía excusa para seguir ahí parado, pero quería seguir escuchand; bajó lentamente y fingió atar los cordones de sus zapatos.

-Era un imbécil, se molestó porque cancelé el viaje con sus padres en año nuevo, ¿pero que debía hacer? mis padres querian que estuviera con ellos, tuve que decirle ádios.

Sus pies querían dar saltitos de emoción, Yibo estaba soltero; ¡el amuleto obsequiado por el profesor Chen si funcionaba!

El sábado siguiente se sentó con todos los niños del orfanato mientras dibujaban con crayones, toda la semana había estado con la cabeza en otro lado.

After The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora