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Su autobus saldría pronto de la estación, a su lado estaba Xi Yi, esa misma tarde se embarcaría de nuevo en el buque pesquero, mientras, accedió acompañarlo hasta la estación.

-Sabes, en su momento de verdad creò que tú y yo estabamos destinados a estar juntos.

-No mientas.

-No miento, supongo que de no existir el niño eso bien pudo ocurrir.

-¡No puedo creer que digas eso!

-Di lo que quieras, sabes que es verdad, si no te hubieras embarazado entonces nuestros planes hubieran seguido su rumbo, yo hubiera salido del orfanato y habría trabajado un par de años a la espera de que tú salieras de ahí, podriamos haber vivido juntos y tal vez casarnos.

-Cierra la boca --lo estaban lastimando --eso aun podría pasar pero no quieres complicar las cosas.

-Zhan, sabes que tengo razón, el niño estara mejor con los Mao que con nosotros. ¡Miranos!, ni siquiera somos capaces de guiar nuestra propia vida.

Se incorporó en cuanto escucho el llamado, comenzó a caminar sin voltear su rostro para ver a Xi Yi. Lo observó por la ventana del autobus, ese joven delgado diciendole adiós con la mano, no lo buscaría mas, no obtendría nada, lo mejor era alejarse definitivamente de él.

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Sus pies se movieron solos, estaban tan acostumbrados a alejarse de los hombres que le hacían daño que fue un reflejo involuntario.

Estuvo a punto de caer luego de avanzar un metro o dos, pero unos brazos lo sostuvieron con firmeza, el profesor Chen lo acogió para evitar que azotara xontra el piso. Al levantar la vista vio a una niña semidesnuda cubierta solo con una sabana, ni Zhan ni el profesor necesitaron mas, ya lo entendían todo.

-Vamonos, salgamos de aquí, te llevaré a casa.

Al menos estaba acompañado en este momento, de encontrarse solo es probable que hubiera permanecido en el lugar al ser incapaz de levantarse y caminar.

Al salir por la puerta de esa casa logro ver bien a esos cuatro chicos amigos de Yibo, tenían miradas que iban desde la burla hasta el arrepentimiento.

Yibo peaneció arriba, ya no lo vio mas.

No supo como fue que su cuerpo tocó la suave felpa de su colcha de cama, tomó una de sus almohadas y se abrazó a ella, necesitaba apretar algo, al estrujarla el ligero aroma de Yibo salió de ella, esto solo provocó que el llanto se intensificara.

El día que Xi Mi nació lloro tanto que era capáz de taladrar los oídos de las personas en el hospital, Zhan creyo que nunca escucharía tal escandalo de nuevo en su vida, que equivocado estaba, sus propios gritos de dolor estaban superando con creces el llanto de su hijo.

Las palabras de ZhuoCheng también lo golpeaban fuertemente, su amigo tenía razon, no debía tentar a la suerte. Si creía que nadie le podía hacer mas daño del que ya le habían hecho estaba muy equivocado, estaba muy seguro de que nadie lo había lastimado tanto como Wang Yibo.

No sabía cuanto tiempo transcurrió, pero dejo de llorar, de él ya solo salían gemidos y lamentos cortos, su garganta estaba inflamada y sus ojos hinchados, veía todo borroso debido a todas las lágrimas acumuladas en ellos.

El profesor Chen entró a su habitación con una taza de algún líquido caliente.

-Estaba esperando a que te tranquilizaras un poco, te traje un poco de té con miel, aliviara tu garganta.

After The RainDonde viven las historias. Descúbrelo ahora