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Era patético que aquel hombre en la miseria siguiera mal gastando sus últimas palabras en una ridícula súplica para que su vida de mierda no acabará ahí. Aunque quizás así le haría un favor.

— Por favor, te juro que estoy a poco de juntar todo tu dinero, ya i-iba a pagarte pronto-

— Quiero mi dinero ya, Jeon. Deje pasar mucho tiempo y no tengo pensado darte más.

— S-su padre me permitió tomarme todo el tiempo que necesitará.

— Pero mi padre ya está muerto, y yo no soy igual que mi padre. Además ¿dos años no te fueron suficientes? Yo creo que mi tiempo de plazo fue demasiado largo y comprensivo más los otros tres que con tanta libertad decidiste tomarte —La obvia molestia que sentía podía igual sentirse en su voz. Claro que estaba muy molesto, no debió permitirse descuidar a ese mentiroso miserable que tiene frente suyo— Deberías agradecer que mi trabajo me exija mucho, eso me impidió no haber llegado antes y asesinarte aquí mismo.

— ¡No! ¡Por favor! Juro que voy a pagarte —Hasta donde podía perder un ser humano su dignidad, que hasta se arrodillaba frente al hombre joven.

— No veo que puedas hacerlo, pero el tráfico de órganos es muy buen negocio —Se inclinó hacia esa alma miserable. Quizás tenía una forma de motivarlo— Seguro que has cuidado muy bien de tus hijos. Aún son jóvenes ¿no?

— No, por favor... —Las lágrimas comenzaban a invadir sus ojos— A ellos no-

— Claro que sí -La única voz femenina logró acallar al resto y sorprender al miserable hombre que estaba a los pies del trajudo— ¿Los quieres para venderlos? Adelante, nos harías un puto favor.

Parecía tener más coraje y estar bien decidida de sus palabras. Vaya mujer.

— Juliet, cierra la boca...

— No, no vas a callarme esta vez Jeon. Odio a esos estúpidos niños, y sí ellos nos sacan de este puto lío donde ellos mismos nos metieron pues mucho que mejor.

— Veo que eres una encantadora madre —Aquello le pareció tan divertido, era la primera vez que escuchaba a una madre hablar así de sus hijos. No pudo evitar reírse y sólo poner más nervioso a la pareja— Que maldita perra... Entonces mejor te llevaré a ti.

— ¿¡Qué!? —La mujer se alteró pronto, era de esperarse, pero antes de que Taehyung pudiera decirle algo más se vio interrumpido de nuevo. Esta vez por la llegada de alguien.

Fue una inesperada sorpresa ver al joven Jungkook con los ojos tan abiertos como le era humanamente posible, sorprendido y asustado por lo que encontró dentro del departamento. A su padre de rodilla frente a ese rostro que le era muy familiar, su madre con cara de aterrada hasta el fondo de la sala, y cuatro hombres muy altos y fuertemente armados. No tenía ni la fuerza para correr, el miedo lo hizo congelarse en su lugar.

— ¡Oh! Pero miren quien es. Tú eres el niño que se rió de mi esta tarde —Escuchar la repentina voz del trajudo solo logro poner más tenso el ambiente— ¿Por qué no te unes con nosotros?

Un fuerte hombre lo metió a la casa y le cerró la puerta, lo arrastró sin problemas para dejarlo frente al hombre de traje elegante y semblante del diablo. Ahora los tiene a los cuatro bien sentaditos en el horrible sofá de la pequeña sala, con la amenaza de que sí alguno se levanta tiene pase asegurado para conocer a su creador. Aunque por el hijo menor haría una excepción.

— Hablemos con más calma Jeon ¿te parece? Excelente —Ni siquiera espero a que el nombrado respondiera— Sabes, me parece muy divertida tu historia. La vida nocturna te acaba ¿no es así? —Era claro que se burlaba de ellos, de su miserable estado. Suspiro— Tu linda novia me aceptó mi idea de llevarme a tus hijos.

❝ Mafia ❞ • t.k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora