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Tres años antes

La tensión era palpable, se podría cortar con el filo de un cuchillo. No le gustaba quedarse a solas con el rubio.

Iban de camino a realizar una visita sorpresa, de esas que ya habían hecho muchas veces, el camino era largo y aburrido. Había mucho silencio dentro del auto, ni siquiera se escuchaba la respiración del chófer. Se sentían como los únicos ahí dentro. El rubio no volteaba a verlo y él apenas lo miraba de reojo. Jugó con sus guantes negros, sintiéndose nervioso, asfixiado, confundido por el malestar en su pecho.

Se sentía igual a aquella vez en la que vio a Taehyung con una despampanante mujer pelinegra, cuando los vio meterse sus lenguas hasta la garganta mientras Kim le tocaba sus piernas y trasero sin pudor alguno, le metió las manos bajo su vestido rojo y la hizo gemir. Se sintió asqueado y destrozado.

Tan solo él día anterior Taehyung le había dado el mejor de los regalos.

Aquella noche se sintió en las nubes porque Kim decidió darle su primer beso. Dieciocho años de su vida y no había besado a nadie, hasta que le contó a Kim y este sin problemas lo beso en ese instante.

Esa tarde se había desatado la furia de Tláloc, la lluvia caía con fuerza y los relámpagos mataban el silencio por momentos. No había nada que hacer en casa, ni en la ciudad, Kim solo quería disfrutar ese día de tormenta junto a su chimenea y al jovencito de dieciocho años, quién se mantenía envuelto en una cálida manta que parecía de piel de oso.

Nadie decía nada, Taehyung solo leía un libro y Jungkook admiraba el fuego de la chimenea. Así fue hasta que Kim rompió el agradable silencio.

— ¿Quieres almorzar algo? —Dijo despegando sus ojos de las paginas de su libro, dejándolo sobre el mueble a su lado junto a sus lentes. Jungkook volteo a verlo.

Adoraba ver como aquellos ojos oscuros se iluminaban con el calor del fuego, brillaban con pasión.

— Hmm, no, estoy bien así —Sonrió, y volvió a fijar sus ojitos en el fuego, vagando entre sus pensamientos.

Por alguna extraña razón Kim se sintió disgustado, o inconforme, por perder la atención de su chico. Últimamente no platicaban mucho porque los dos trabajaban más, y a pesar de estar viviendo juntos casi ya un año no conoce mucho sobre él.

— Jungkook ¿podemos charlar? —Su voz se escuchaba tranquila, aun con su característico tono grueso pero se sentía con calma.

— ¿De qué quiere charlar? —De nuevo sus ojitos estaban sobre el rubio, aunque no fue así por mucho rato. Cada que se topaba con esos lindos ojos contrarios se sentía extraño, su estómago se revolvía.

— Sobre ti, creo recordar que mañana es tu cumpleaños ¿no es así?

Jungkook abrió un poquito más sus ojos en sorpresa ¿tanto tiempo ya a pasado?, No se había fijado ni en que día estaban.

— Creo que... Ya lo había olvidado.

— ¿Olvidaste el día qué te traje conmigo?

— O-oh, no, no. Solo olvidé el detalle de mi cumpleaños, pero es agradable que usted lo recuerde.

— No podría olvidarlo, tu cumpleaños número dieciocho debe ser inolvidable. Dime que deseas, aprovecha que ahora me siento contento y con ganas de ser generoso contigo.

❝ Mafia ❞ • t.k.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora